«Me gusta porque veo la ilusión de los niños»
Canarias7
Lunes, 27 de enero 2014, 00:00
José Miguel Bravo de Laguna, presidente del Cabildo, instala desde hace más de 20 años un espectacular belén en su residencia familiar. Una tradición que le ilusiona y que no abandonó ni en sus años en Madrid. «Me gustaba para mis hijos y ahora para mis nietos», comenta ante un nacimiento que aún no ha desmontado «por falta de tiempo». No soy un belenista profesional, pero seguro que podría competir con cualquier presidente de Cabildo», comentaba ayer con humor José Miguel Bravo de Laguna, ante el nacimiento que cada Navidad se encarga personalmente de instalar en un rincón de su residencia familiar de la capital grancanaria, y que cuenta con más de cien figuras. Asegura que lleva más de 20 años con una tradición que no abandonó ni en los años en los que, por motivos profesionales, trasladó su residencia a Madrid. «Siempre he hecho algo porque me gustaba para mis hijos y ahora para mis nietos», comenta un confeso aficionado a las manualidades. «Me gusta hacer cosas manuales», asegura. Además, explica que es un «entretenimiento» que le sirve de «distracción». Por eso, pese a que por su apretada agenda solo puede dedicar las noches a instalar el nacimiento, lo hace con satisfacción. «Lo suelo hacer por las noches y me lleva de dos a tres horas, durante 3 o 4 días», indica. La tarea no es sencilla, ya que las dimensiones del belén son considerables y, además de unas 70 figuras humanas y otras tantas de diferentes animales, tiene unas 30 conexiones eléctricas entre luces y fuentes, además de un circuito de agua natural», como explica el presidente del Cabildo grancanario. Pero reconoce que merece la pena por ver las cara de los pequeños de la casa. «Me gusta porque veo la ilusión que tienen los niños cuando ven las figuras», además de que «aprenden mucho con el belén», dice. Añade que cada año le gusta introducir nuevos elementos. «Lo amplió un poquito, le pongo, algunas figuras, una casita o un nuevo árbol». Eso sí, con moderación porque se ha de ajustar al espacio y este año, para variar, lo ha diseñado en forma de L. Explica que para trabajar con comodidad va realizando las diferentes escenas del nacimiento por fases, «como si fuera un puzzle». Así, acomete el montaje del misterio, el desierto por el que van los Reyes Magos, que tiene arena de Las Canteras, la zona de los romanos o la parte urbana, donde están los personajes que representan los oficios. Apunta que aún no lo ha desmontado por «falta de tiempo», porque es una tarea aún más compleja que su instalación y que le puede llevar todo un día.
