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Imagínese una sala de exposiciones con las paredes pintadas de colores vivos y oscuros, cuadros colgados a ras de suelo y pequeños cubículos de planchas de madera que sirvan de refugio a láminas y dibujos. Estas prácticas se saltan todos los cánones museísticos, pero así era Le Corbusier: un revolucionario de las formas. El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) acoge hasta el 10 de abril la muestra Le Corbusier expone, que pretende poner de manifiesto la capacidad del versátil creador galo para presentar al público sus trabajos artísticos y arquitectónicos.
Con este planteamiento, tres plantas del museo de Vegueta reúnen algunos hitos de la obra del pintor, urbanista, arquitecto y teórico de las artes Charles-Edouard Jeanneret, conocido mundialmente por su nombre artístico, Le Corbusier.
Sus esculturas, tapices, bocetos, maquetas, fotografías y muebles invaden el museo siguiendo las coordenadas trazadas por el autor en sus diferentes exposiciones. De hecho, la muestra intenta recrear sus exhibiciones más importantes, como la realizada en el MoMA en 1963, que se puede recorrer a través de una pantalla interactiva, o la de Lyon de 1956, que se reproduce fielmente en una colorida sala.
«Le Corbusier expone, desde el concepto que plantea su comisaria, Maisa Navarro, es un proyecto revolucionario para el mundo museístico español y para el internacional», dijo entusiasmado el director Omar Pascual. Por su lado, Michel Richard director de la Fundación Le Corbusier, de donde proceden la mayoría de las piezas que se exhiben, agradeció la admiración por el arquitecto en este país. «Los españoles son los extranjeros que más visitan la Fundación», subrayó Richard, que invitó a conocer a través de esta exposición «el talento polimorfo» de Le Corbusier.
Además, Richard destacó la capacidad del creador para comunicar su obra. «Tiene 80 edificios en 11 países de cuatro continentes y siempre se desplazó y habló de su obra por todos estos lugares», recalcó el experto respecto al modo en que el creador sintetizaba todas las artes en sus proyectos expositivos.
«Le Corbusier insistió mucho en la unidad de las prácticas. Aunque se expresaba a través de diferentes medios -por la mañana podía pintar, a mediodía trabajaba en arquitectura y por la noche escribía- la práctica era la misma. Lo que refleja esta exposición es que su obra plástica y su arquitectura no son elementos separados, y que la representación de su trabajo forma parte de su obra», abundó.
Para la comisaria María Isabel Navarro, este montaje ha sido «complejo pero emocionante». La experta ha investigado durante cinco años la obra de Le Corbusier, lo que le ha permitido reconstruir sus exhibiciones a través de documentos históricos.
Así, la muestra reúne desde las primeras casas ideadas para artistas y coleccionistas -que le permitieron experimentar y romper normas arquitectónicas- a sus diseños de pabellones para ferias internacionales.
Esta propuesta, que ha costado 250.000 euros, ha sido coproducida con el Musée des Beaux Arts et D´Archéologie de Besançon, donde se exhibirá en verano. SIN CARTELAS PARA LOS QUE «LO SABEN TODO»
Si usted no conoce la obra de Le Corbusier y acude al CAAM precisamente para acercarse a ella, su experiencia será algo incómoda.
La comisaria de la exhibición María Isabel Navarro ha decidido prescindir de las cartelas que identifican las obra de este creador para sustituirlas por un documento escrito situado en un único punto de la sala. «Hemos liberado la exposición de las cartelas. Las etiquetas se han convertido en un listado escrito en hojas. Esto es porque la muestra está pensada para dos públicos: los que lo saben todo de Le Corbusier, estudiantes y profesores, y el público que no sabe nada, que deberán enfrentarse a la exposición con el apoyo que decidan ellos en la sala», manifestó Navarro.
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