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Las Teresitas SL evitó pagar a Hacienda cinco millones

Antonio F. de la Gándara

Lunes, 20 de julio 2020, 07:52

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Los propietarios de Inversiones Las Teresitas pudieron consumar un delito contra la Hacienda Pública al escamoterar a la Agencia Tributaria cinco millones de euros que debería de haber declarado por el impuesto de sociedades de 2001. La inspección de Tenerife propuso mandar el caso al fiscal.

La sociedad Inversiones Las Teresitas pudo haber defraudado a la Hacienda Pública cinco millones de euros (unos 832 millones de pesetas) del dinero que percibió del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife por la venta de las parcelas a pie de playa (52 millones de euros).

En las diligencias abiertas por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias por el caso Las Teresitas consta un informe elaborado el 22 de noviembre de 2005 por la subinspectora de tributos Emilia Gómez Fernández en el que se destapa la supuesta comisión de un delito contra la Hacienda Pública por parte de Inversiones Las Teresitas, que, según la inspección destinó «indebidamente» 12 millones de euros a la Reserva de Inversiones de Canarias (RIC), cuando no cumplía los requisitos exigidos legalmente para acogerse a este beneficio fiscal, y en consecuencia, dejó de tributar 5.087.975 euros por el impuesto de sociedades correspondiente a 2001.

La inspección realizada sobre Inversiones Las Teresitas en 2005 concluyó que la empresa de Ignacio González y Antonio Plasencia no reunía en 2001 los requisitos para acogerse a los beneficios de la RIC , pues no había demostrado generar riqueza para Canarias ni puestos de trabajo.

«La entidad Inversiones Las Teresitas», expone el informe, «no reúne los requisitos exigidos para la consideración de la actividad de compraventa de inmuebles, única operación de la que derivan los ingresos del ejercicio 2001, como actividad económica». Maniobra burda

Afirma la inspección que «no existe personal empleado en la misma en el marco de una relación laboral», y añade que la inexistencia de personal asalariado «es circunstancia excluyente para conceptuar como actividad económica la desarrollada por el obligado tributario».

El informe destapa lo que en apariencia parece una burda maniobra de los dueños de la empresa (o de sus asesores) para dar ilusión de tener personal asalariado: La única trabajadora por cuenta ajena que tenía la entidad fue dada de alta de oficio en la Seguridad Social, como consecuencia de una inspección de trabajo, en 2000, y en 2003 se le asignó su número de la Seguridad Social. Sorpresivamente, la sociedad aportó nóminas de la trabajadora desde septiembre de 2000 en los que se consigna su número de la seguridad social, «que en esa fecha no podía conocerse, pues se asignó en mayo de 2003».

La inspección concluye que en 2001 Inversiones Las Teresitas no había llevado a cabo actividad empresarial alguna y, por tanto, tampoco por esta concepto podía acogerse a los beneficios fiscales de la RIC: «Los ingresos del ejercicio de 2001 procedente de la compraventa de las 11 parcelas señaladas. Las parcelas», agrega, «no han sufrido transformación alguna, según confirma la Gerencia Municipal de Urbanismo (...) No cabe considerar, por tanto, la realización de una actividad de promoción inmobiliaria sobre dichos terrenos, y se trata, en consecuencia, de una compra venta de solares».

Un empresa sobre cuatro ladrillos

Sin sede social. La inspección de la Agencia Tributaria concluyó que en 2001 Inversiones Las Teresitas tampoco tenía gastos en concepto de arrendamientos ni inmuebles que pudieran justificar su acogida a los beneficios fiscales de la RIC. Medio local. La firma aportó, respecto al domicilio social, un contrato de arrendamiento de parte de un local de oficina ubicado en la calle La Rosa 2-1º por un importe mensual de 150 euros, pero en 2001 no justificó gastos de arrendamiento. Afirmó que en aquel año su sede estaba en la calle Méndez Núnez 54-2º de Santa Cruz de Tenerife. La caseta. La información que la firma entregó al Fisco sobre «el local donde la empresa ejerce su actividad» fueron dos fotografías de «una pequeña construcción tipo caseta en el entorno de la playa».

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