Las custodias del alma del almendrero en flor de Valsequillo
Paulina, Esperancita y Elvira son parte del alma de las fiestas del Almendrero en Flor de Valsequillo. Están en su razón de ser: gente trabajadora y sacrificada que ha hecho de sus vidas un legado que hoy divulgan en estas fiestas enseñando a todos qué comían, cómo bailaban o con qué se vestían.
Alas tres les debe mucho esta fiesta que hoy arrastra a miles de personas y que va camino de ser de interés turístico, pero que vio la luz del esfuerzo de mujeres, como ellas, y hombres que, un buen día, hace más de 40 años, plantaron con sus sudores y sus ilusiones esta bonita semilla. Todavía se acuerda Esperancita Espino, de 88 años y aún activa en la Parranda Medio jigo pal kilo, de cuando se dedicaban a anunciar la fiesta, que era el domingo, desde el jueves anterior. Y no ponían anuncios en ningún sitio. «Nos colocábamos delante de la casa de Jacintito, el cronista, repartiendo comida gratis a todos los coches que pasaban para arriba», rememora.
Y por el estómago se fueron ganando a la gente. Tanto que este fin de semana habrá 262 puestos dispuestos en los cuatro grandes barrios, La Barrera (30), el casco (105 de la feria de artesanía más 32 de degustación), Las Vegas (25) y Tenteniguada (70), para agasajar a las más de 10.000 personas que el Ayuntamiento espera recibir sólo mañana domingo, que es el día grande. Para hoy, día del turista, tienen una previsión de 3.000 visitantes. El alcalde, Francisco Atta, apunta la espectacular demanda de puestos que ha habido este año, tanto los individuales como de colectivos.
