La última lección de Sitapha Savané
Sitapha Savané, en ocho temporadas portando la amarilla, ha rellenado su hoja de servicios con la mayor gloria conocida hasta la fecha en el CB Gran Canaria. Sin ir más lejos, también podría ser el personaje capital del mes de febrero, después de batir el récord de anotación claretiano en la ACB. Pero su aparición en marzo evidencia mucho más la arista fundamental que destacan aquellos que compartieron intimidades y sufrimientos con el senegalés: su valía emocional, su liderazgo. Fue la última gran lección del capitán, con el Gran Canaria naufragando en una espiral de despropósitos y fracturas internas. El domingo 11 de marzo el Barcelona llegaba al Centro Insular de Deportes. El Granca estaba magullado en la cancha, pero esencialmente en lo moral, con los puestos de descenso como amenaza latente. Entre semana se había perdido en Murcia un partido grosero, y el desaliento era palpable. Fue el momento en el que el capitán reunió a sus compañeros. De la arenga no hay traducción literal, pero la interpretación de lo que allí sucedió no admite ambages. El Barça sucumbió en el CID en un partido agotador, con dos prórrogas. Tomás Bellas se merendó a Navarro y el capitán alimentó su leyenda, al imán de los titulares que querían dedicarle los propios cohabitantes del vestuario. «Taph ha estado inmenso, pero no solo hoy. Lo ha estado durante toda la semana», refirió tras el partido Pedro Martínez, en clara alusión a su función espiritual tras la derrota en Murcia. «Tenemos un capitán que es muy grande. En los malos momentos nos dedicó unas palabras que nos hicieron comprender en la situación en la que estábamos», concedió Tomás Bellas, hoy heredero de la jerarquía del pívot africano. La historia posterior es conocida. El Gran Canaria logró salvar la categoría y SItapha Savané, después de una relación de ocho temporadas, firmó, al concluir su contrato, con el Joventut de Badalona donde le esperaba Salva Maldonado, otro antiguo héroe insular. Su salida estaba cantada. Su peso había disminuido en la rotación de Pedro Martínez. Y el club le planteó una posibilidad de prorrogar su contrato que no saciaba su ambición de seguir haciendo siendo un hombre importante sobre una cancha de juego. Detrás deja su leyenda. Ocho campañas siendo un referente en la Isla. Junto a su inseparable Jim Moran, un personaje a la altura de Savané en su conciencia moral en la historia del Granca. Savané lideró al Gran Canaria dentro y fuera de la cancha. Hecho a medida de la Isla, donde aún conserva su casa, siempre fue el primero en recibir a los innumerables fichajes que llegaban. El primero en atenderles, en ensañarles la idiosincracia de la sociedad isleña. Incluso los llevaba al Estadio de Gran Canaria a ver a la Unión Deportiva para que conocieran como es la pasión e n la Isla por uno de los principales iconos. La marcha de Savané ha dejado un hueco enorme. El club ha caminado positivamente sobre la pista, pero la grada del Centro Insular no olvidará jamás al mito, un hombre sin el que no se entendería la trayectoria actual del Gran Canaria, asentado entre la élite de la ACB. La historia quiere que Savané despida hoy el año en la Isla, ante el Gran Canaria que siempre llevará en el corazón. Su equipo.