La trastienda de Nueva Canarias
Llevan tres meses trabajando de 8.00 a 22.00 horas. Para ellos la semana tiene siete días hábiles y los viajes son el tiempo que transcurre entre un mitin y una reunión. El equipo de campaña del candidato de Nueva Canarias (NC) a la Presidencia, Román Rodríguez, está compuesto por siete personas «volcadas» en que el proyecto que defienden se convierta en realidad.
Se reúnen todos los días, entre treinta y cuarenta minutos. Pero el resto del tiempo permanecen en contacto a través del teléfono y su propia red en Internet. Lamentan el «escaso eco» que tienen sus iniciativas en los medios de comunicación, al menos en algunos, y por eso, aseguran, tienen que «trabajar más» para que la gente conozca su alternativa. De hecho empezaron en noviembre del pasado año a reunirse con distintos colectivos. «Eso que hacen ahora otros a través del móvil», apunta María José López con cierta sorna.
Uno de los problemas a los que se enfrenta el equipo de NC es que hay que compatibilizar la agenda institucional de Rodríguez, vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria, con la «doble candidatura»:
Parlamento y Cabildo. Aún así, «es fácil trabajar con él», asegura la también candidata María José López, «porque tiene dos grandes virtudes: que trabaja más que cualquiera de nosotros, y eso hace que el ritmo que marca sea mayor y que tú tengas que estar a la altura; y que, aunque su equipo es pequeño, el voto de confianza que da es muy elevado. Te da la posibilidad de avanzar, no es un líder que cercene».
«Román delega mucho», asegura Rafael Pedrero, quien cree que ese es uno de los secretos para que el equipo funcione. Y «escucha». Al fin y al cabo, dice Rodríguez, lo mejor, «rodearte de gente que sepa más que tú». Yaiza Pérez, que se encarga de prensa, es la que más se enfada con Rodríguez por su autorreconocida «indisciplina». El candidato de NC reconoce que en ocasiones se pone a hablar y no para hasta que ve a Yaiza haciendo gestos [se pasa la mano por el cuello haciendo que se lo corta] o que se va «escarranchando» en la silla en un acto largo mientras espera su turno y allí ve a Yaiza, de nuevo gesticulando, para que se ponga «derecho». La mercadotecnia ha hecho que, en muchas ocasiones, a un político se le valore más por cómo dice las cosas que por lo que dice. Por una fotografía que por un programa. Rodríguez huye de este tipo de campañas y quizás por eso, reconoce, a veces tienen de él la impresión de que es «distante, incluso algo chulo». A su juicio, gana en las distancias cortas y a juzgar por la consideración que de él tiene su equipo de colaboradores, algo de razón debe tener. Yaiza Pérez es una de las «convencidas», aunque no hasta el punto de afiliarse a NC. «Soy periodista», dice como quien menta a un ser espiritual por encima del bien y el mal. Para ella, además de asentir ante las descripciones de María José López, una de las claves para encontrarse a gusto trabajando para Rodríguez es que «nunca se enfada». Es una persona, añade, «que no se detiene en el problema sino en la búsqueda de soluciones». La intensidad de una campaña electoral obliga a pasar muchas horas juntos y alejados de la familia. ¿Dónde queda la conciliación? En estos tiempos es difícil. Quizás por eso, por las renuncias que cada uno hace, Rodríguez se molesta con las criticas a «la política en abstracto». Esa, dice, es una «crítica conservadora».