Borrar

La "Señora de El Pardo", un retrato de la mujer más poderosa de la dictadura

EFE

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Carmen Polo fue la mujer más poderosa de España durante cuatro décadas de dictadura, su recompensa tras la firme y "sorprendente" apuesta que hizo en 1917 por el "poco atractivo" Francisco Franco, una vida que la periodista Carmen Enríquez retrata en un libro al cumplirse 25 años de su muerte.

"Carmen Polo. Señora de El Pardo", de la editorial Esfera de los Libros, recorre las vivencias de esta "caprichosa", "distinguida y distante" mujer que, a pesar de no intervenir directamente en la política, tuvo una "capacidad de influencia bárbara" sobre la vida de los españoles, explica Enríquez en una entrevista con Efe.

Un libro muy documentado que la autora, que se define como periodista y no como historiadora, comienza el 31 de enero de 1976, la última jornada de Carmen Polo en El Pardo tras la muerte de Franco, en medio de un trajín incesante de camiones que desalojaban los cientos de miles de objetos recibidos durante años de aquellos que buscaron su favor.

De ahí, el libro retrocede a 1917, cuando comienza el "romance" de la entonces quinceañera con el "comandantín" Francisco Franco, del que la separaba un "abismo".

A Enríquez le resulta "sorprendente" el "flechazo tan profundo" que esta joven de la alta burguesía asturiana sintió hacia el militar, "un señor bajito, poca cosa, no precisamente guapo y con voz aflautada", muy lejos de su círculo social.

Con la familia "absolutamente en contra" de esa relación, la joven depositó desde el primer momento una fe inquebrantable en Franco, con el que se casó años después y comenzó su ascenso hasta lo más alto.

Tras la Guerra Civil, Polo llegó al Palacio de El Pardo, escenario donde transcurriría gran parte de su vida tratada como una reina y "desde donde manejó esos hilos que, sin dictar decretos, le permitían la capacidad de inclinar las costumbres del país y diseñar el papel de la mujer en los años de la dictadura bajo un manto de moral pacata absolutamente puritana".

De esta forma, el 15 de marzo de 1940, la asturiana se convirtió en la Señora de El Pardo, un tratamiento limitado a la familia real y que exigió el propio Franco, relata Enríquez.

Fue entonces -prosigue- cuando Carmen Polo comenzó a tener el "síndrome del encumbramiento", que fue creciendo con los años y que le hicieron poner distancia con el resto de las personas, incluso con aquellos que habían formado parte de su círculo.

Rodeada de una auténtica corte, la Señora dedicó los años siguientes a crear un ambiente de "beatería", de "beneficencia de canastilla y limosna" y de mujeres sometidas a la voluntad de sus maridos, en una España aislada tras la segunda Guerra Mundial.

Un clima del que fue fiel reflejo la presencia en el dormitorio del matrimonio del brazo incorrupto de Santa Teresa, una reliquia que incluso viajaba con ellos en sus desplazamientos habituales.

A finales de 1944, en uno de los momentos más difíciles del régimen, la principal preocupación de Carmen Polo era la puesta de largo de su hija Carmencita, que cristalizó en una suntuosa fiesta en El Pardo.

Desde entonces, la misión de la Señora fue encontrar un marido adecuado a la hija del todopoderoso Generalísimo y el elegido fue Cristóbal Martínez-Bordiú, el marqués de Villaverde, con el que se casó en 1950 en una ceremonia que fue un auténtico derroche de lujo, recuerda la periodista.

Entre los testimonios recogidos por Enríquez, destaca el de Mayte Spínola, que hizo amistad con Carmen Polo a pesar de tener una diferencia de edad de más de 40 años, y que, aunque reconoce que no era una persona "cálida o acogedora en absoluto", sostiene que la sensación de altivez que daba no se correspondía con la realidad.

Enríquez aborda también la "manía" y los "celos" que tuvo de los Príncipes, especialmente cuando Juan Carlos fue designado sucesor.

Pero fue en la vejez y enfermedad de Franco cuando intentó ejercer una mayor influencia en la vida política de España, tratando de que Alfonso de Borbón, casado con su nieta, fuera nombrado sucesor en un "intento bastante desesperado de mantener el tinglado".

Fue "irreprochable" en su papel de madre y abuela, volcándose con sus nietos que, dice Enríquez, "fueron los niños más mimados de España".

Unos nietos sobre los que, sostiene, "si su abuela levantara la cabeza se volvía a morir" ya que a lo largo de su vida algunos de ellos han hecho justo lo contrario de lo que les inculcó de acuerdo con su moral pacata, puritana y pequeño burguesa".

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios