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Los agentes del Grupo Especial de Seguridad Ciudadana (GES), un cuerpo de élite de la Policía Local, se enteraron de la fiesta por las redes sociales. Pese a las cautelas de los organizadores, que nunca colgaron en Internet el lugar donde tendría lugar el evento, el GES logró averiguar que se haría en Llanos de Madrid, en la GC-130, la carretera de Los Picos.
Se montó entonces un dispositivo especial que se saldó, a eso de las 00.05 horas de la madrugada del sábado al domingo, con la entrada en el recinto y la suspensión inmediata de la fiesta, en la que se habían juntado entre 200 y 250 personas, 70 de ellos menores de entre 13 y 17 años. Todos ellos fueron trasladados a las dependencias policiales para luego entregarlos a sus padres.
Con su autorización se les practicó a muchos controles de alcoholemia. Una niña no fue siquiera capaz de soplar y otra registró un 0,49 de alcohol en sangre.
Desde la Policía Local se esforzaron este miércoles en dejar claro que con estas medidas sólo buscan garantizar la protección de los menores. No en vano, los jóvenes no fueron detenidos, ni siquiera retenidos.
Se les llevó a la comisaría en San Juan como medida preventiva para tenerlos a buen recaudo, en un sitio seguro, y para facilitar la llegada a los padres.
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