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La población extranjera se ha sextuplicado en España en 10 años

"Hay mucha desinformación sobre la inmigración, aquí y en los países de origen", señala María Angeles Sallé, presidenta de la Fundación Directa, quien subraya la necesidad de "abordarla en su complejidad, no sólo desde los derechos humanos ni desde un enfoque asistencial", porque "abarca políticas de igualdad y de codesarrollo, responsabilidades de los Gobiernos de aquí y de allí, flujos económicos y laborales, pero también de cuidado" de niños, mayores y personas dependientes. "Es un fenómeno complejo, y hay tantos proyectos migratorios como personas", coincide Estrella Rodríguez Pardo, directora general de Integración de Inmigrantes, quien remarca que también "la sociedad de acogida es plural" y que, en la práctica, "hay varias sociedades de acogida".

Colpisa

Jueves, 1 de enero 1970

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En medio del acalorado debate político sobre la cuestión, analistas sociales y organizaciones que trabajan en el ámbito migratorio llaman a la ponderación, a mirarla sin espejos rotos ni deformados. "El discurso de la demonización es muy peligroso", remarcó la socióloga Sallé en un seminario celebrado esta semana en la Casa de América sobre el protagonismo femenino en la inmigración latinoamericana a España. "Hay que vencer el estigma de migrante igual a delincuente, lo mismo que el de migración de mujeres igual a prostitución", asintió el director de gabinete de la Secretaría General Iberoamericana, Edmundo Jarquín. Y Rodríguez Pardo remachó: "Cuando esa idea se extiende, es muy difícil desalojarla del imaginario colectivo, y se arruina el trabajo de años" a favor de la integración.

Tras vivir en primera línea el brusco cambio de la España emigrante a la España de la inmigración (la población extranjera se ha multiplicado por seis en sólo diez años, hasta superar el 8% del total y rozar el 16% en comunidades como Madrid), la agregada cultural de Ecuador, María Amor López Espinosa, invita a asumir esa "poca experiencia de país receptor" y a tomar "conciencia realista y no visceral de ese proceso". Especialmente porque, como apostilla Sallé, "casi todo lo que tiene que pasar, está todavía por pasar".

Desgarros

La responsable de la Fundación Directa apunta que "en España tenemos una visión absolutamente laboral y no sabemos nada de todo lo demás", cuando en realidad los inmigrantes "también están aquí porque los necesitamos, y hay sectores enteros de actividad que no podrían funcionar sin ellos". López Espinosa añade que "a la larga el proceso es beneficioso para ambas partes". Y Nélida Molina, presidenta de la Asociación de Chilenos en España, detalla ventajas estructurales, como la "dinamización" de la economía nacional" (Madrid cifra en el "10-11% su aportación a la riqueza" de la comunidad); sociales, como la contribución "a la emancipación de las españolas en las tareas hogareñas, al aumento de la natalidad o al mantenimiento del sistema educativo infantil"; y culturales, como las "nuevas formas de relaciones sociales y afectivas" y su aprovechamiento para un buen "manejo del conflicto familiar".

Quienes se alarman ante el súbito protagonismo de los inmigrantes no miran la otra cara del fenómeno, las dificultades de adaptación a la nueva realidad -tantas o más que en la sociedad de acogida que sufren ellos, sus familias y sus propios países. Además de la frecuente 'condena' a la precariedad laboral, la 'segregación espacial' en viviendas hacinadas y los problemas de escolarización de sus hijos, quienes llegan pagan casi siempre un doloroso precio emocional. Dora Aguirre, presidenta de la Asociación Hispano-Ecuatoriana Rumiñahui, recuerda que muchas veces envían dinero "a costa de vivir peor que sus familias en su país", y que las jóvenes han "abandonado su carrera universitaria para venir y no encuentran respaldo para continuar en igualdad de oportunidades". En el caso de las madres que dejan detrás a sus niños, López Espinosa señala un doble desgarro sentimental, el del forzoso 'abandono' temporal y el de la "falta del pilar materno", que suele traducirse en menor rendimiento escolar y que ha dado lugar en Ecuador a asociaciones para prestar apoyo psicológico a hijos de emigrantes.

Contradicciones

En la compleja realidad migratoria abundan las paradojas. Como recalca Rodríguez Pardo, "para que las españolas puedan conciliar su vida familiar y laboral, las inmigrantes la 'desconcilian', allí y aquí". Más que resolver el problema del reparto de tareas hogareñas, reconoce la directora general del Instituto de la Mujer, Rosa Peris, "las españolas estamos depositando la responsabilidad en otras mujeres: nuestras madres y las inmigrantes". Una circunstancia que lleva a Dora Aguirre a decir que "las inmigrantes vamos detrás de las españolas, y por eso no nos vemos los rostros", y a constatar el desconocimiento mutuo de las asociaciones de unas y otras; "ni siquiera compartimos espacios de participación", se lamenta.

El gran desafío sigue siendo la integración, que, como remacha Peris, "es bidireccional" y también exige que "las personas extranjeras se adapten al Estado de Derecho". Claro ejemplo de esta necesidad es la violencia machista, que se ceba especialmente en las inmigrantes (en Madrid son el 8% de la población, pero protagonizan la mitad de denuncias y víctimas acogidas) debido a su "mayor dificultad para salir de los circuitos de violencia al no tener aquí redes de apoyo o estar incluso en situación irregular".

No es un problema de pateras y cayucos

Aunque todavía "hay muchos datos confusos" y se sabe poco sobre temas como la movilidad territorial, la radiografía sociológica de la inmigración permite ya aclarar muchos malentendidos e imágenes distorsionadas.

--No es un problema de pateras y cayucos. Más del 90% llega en avión, y en 2005 no pasó del 1,7% quienes lo hicieron en embarcaciones.

--Además de por su vertiginoso cambio en sólo una década, la inmigración en España se caracteriza por su gran diversidad: ha venido de todas partes, como indica su distribución (35% suramericanos, 22% europeos, 18% africanos).

--La progresiva feminización (47% son ya mujeres) es más marcada en las latinoamericanas (54%), con proyectos migratorios cada vez más independientes.

--El nivel educativo es medio-alto: sólo hay un 2,5% de analfabetos y un 12,8% sin estudios, mientras el 23% tiene estudios primarios, el 48% secundarios y el 13,5% universitarios. Pero tienen problemas para convalidar sus títulos.

--La escolarización de los hijos es complicada: la 'retirada' de españoles en muchos colegios públicos deja a los niños inmigrantes con el grupo más problemático del alumnado local.

--El que llega, viene a trabajar: las tasas de empleo masculina y femenina (77% y 57%) superan a las de la población española (64% y 42%), y lo harían más si el trabajo doméstico de las mujeres no permaneciera 'invisible' y sin derechos.

--La calidad del trabajo (37% no cualificado) es inferior a la formación, lo que significa que se desaprovecha buena parte de su talento.

--Sus países se benefician de las remesas, pero también pagan un precio de 'descapitalización humana' por la marcha de su gente más emprendedora.

--Sus condiciones de vida suelen ser duras: el 19% reside en viviendas de menos de 10 metros cuadrados por persona (2,5% en la población local) y el 61% no llega a una habitación por persona (36% entre los españoles).

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