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La inspección de bolsos en el Lago Martiánez desata las quejas de los usuarios

Isabel López Rodríguez / EFE

Jueves, 1 de enero 1970

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La inspección de bolsos llevada a cabo por el personal de seguridad del Complejo Turístico Municipal Costa de Martiánez de Puerto de La Cruz para evitar que los usuarios introduzcan neveras con comida y bebida en el recinto ha provocado las queja de numerosos visitantes.

Desde su apertura en 1975 está prohibido entrar en las instalaciones con alimentos de cualquier tipo, sin embargo, según explica Emilio Zamora, gerente del complejo, "últimamente la entrada de comida y bebida se había convertido en algo desproporcionado".

Pese a esta prohibición algunos clientes introducían paellas, hornillos para preparar café, bidones de cerveza e incluso neveras que debido a sus grandes dimensiones eran portadas entre dos o tres personas.

"Esto provocaba dos problemas; uno el de la imagen que se ofrecía de las instalaciones y otro, las denuncias de la empresa concesionaria que se vio muy afectada, hasta el punto de que han estado meses sin pagar a sus empleados" comenta Zamora.

Ante esta situación y debido a las quejas de Cosmar, cooperativa que gestiona los servicios de restauración del lago, por las pérdidas generadas por la introducción de alimentos a las instalaciones, los responsables del recinto decidieron hace unas semanas contratar a un guardia, perteneciente a la misma empresa responsable de la seguridad en el casino que se encuentra en el complejo, encargado de revisar los bolsos sospechosos de contener comida o bebida.

Ante las críticas de los clientes que calificaban de "ilegal" la inspección de sus enseres, Zamora tranquiliza a los usuarios y aclara que "el complejo se puso en contacto con la policía local para conocer cómo se debía proceder", aspecto que fue "consultado con la policía nacional".

Desde la Oficina de Municipal de Información al Consumidor de Santa Cruz de Tenerife confirman que la empresa puede reservarse el derecho de admisión, siempre y cuando especifique qué condicionantes permiten o no la entrada.

Zamora, que reconoce las quejas de numerosos usuarios, molestos por la "intensa" inspección del trabajador, que revisaba incluso neceseres donde resulta imposible esconder alimento alguno, atribuye éstas a un "exceso de celo" del guarda y asegura que ya se han puesto en contacto con la empresa de seguridad para que aplique la norma "en la justa medida y no se exceda".

Un cártel de grandes dimensiones y perfectamente visible ubicado a la entrada del complejo anuncia la restricción de llevar comida y bebidas, sin embargo, muchos usuarios se saltan la norma e intentan camuflar bocadillos, fiambreras, botellas y latas de refrescos en bolsos isotérmicos, macutos que tienen la apariencia de bolsas convencionales de playa y permiten mantener la temperatura de los alimentos, o entre sus pertenencias.

El argumento utilizado por algunos usuarios que llevaban comida al complejo era que en el interior del recinto ésta era cara o de mala de calidad, sin embargo, los visitantes pueden comer fuera de las instalaciones porque, según recuerda el gerente, "está permitido que salgan y entren todas las veces que quieran".

"Además, la prohibición no afecta a los clientes que requieran dietas especiales como bebés o personas enfermas", apunta Zamora.

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