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La calidad la reparten las mujeres

Saray Afonso se tiró al agua por primera vez por prescripción facultativa, sus problemas de columna fueron decisivos. Y ya no quiso salir nunca más de la piscina. A los 16 años hizo sus mejores marcas, quedando campeona de España en 50 metros libres. Actualmente es entrenadora y se prepara para volver a los nacionales.

Ibón S. Rosales

Sábado, 26 de septiembre 2015, 20:10

Afonso es un pececillo en el agua, el día que no nada «no hay quien me aguante», bromea la nadadora. Reside en Arucas, donde se crió y comenzó a nadar «con 8 años», cuando el médico le dio dos opciones: «O me apuntaba en natación o tenía que ponerme un corsé ortopédico día y noche», relata.

Eligió bien, por su salud y porque pronto descubrió que la piscina era más que una actividad extraescolar. Le ofrecieron hacer las pruebas para ser parte del equipo. Las pasó y empezó a competir, a los pocos años comenzó en las disputar torneos regionales y nacionales con el Club de Natación Las Palmas, en la piscina Julio Navarro.

Respecto al nivel de natación en España, Saray Afonso lo dice claramente, «las mejores son las mujeres. A día de hoy, hay mejores chicas que chicos», cuenta, y además aprovecha el tema para nombrar a Mireia Belmonte o a Mónica Costa, y aseverar que, en su opinión, no les han dado el «valor que merecen».

«Muchos chicos no consiguen la marca mínima para las olimpiadas en comparación con las mujeres», dice la deportista. Y pone el acento en el hecho de que «hay muchas menos chicas siempre, pero luego son mejores», sentencia extrañada por este dato.

Actualmente, Saray Afonso entrena a 58 renacuajos (apenas 13 niñas), a los que hace poco llevó a nadar a la playa de Las Alcaravaneras. «Les encantó, dentro de poco volveremos a ir. La verdad que sí que veo cantera en mis grupos», asegura la también entrenadora.

Le encanta su trabajo, «se me pasan las horas volando. Te lo pasas genial. Si los vieras cómo nadan... Te meas, tienen que nadar hasta mariposa», dice Afonso, que no se le quita la sonrisa de la cara hablando de sus pequeños alumnos. El año pasado, su grupo, en ese momento compuesto por 32 niños, compitió y ganó casi todos los contests.

La presión que supuso entrar en la universidad hizo que bajara sus horas de entrenamiento y en consecuencia su nivel: «Hace más de un año y medio que no logro alcanzar mis marcas», relata. Pero decidida a cambiarlo, está entrenando más de 3 horas diarias para «conseguir de nuevo las marcas que me lleven a competir a nivel nacional» y volver a hacer lo que mejor sabe: «Correr nadando».

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