La caída de las ventas dispara el déficit comercial canario
Las exportaciones canarias descendieron en el primer semestre de este año un 20,3%, hasta los 952,7 millones de euros. La fuerte caída, la mayor del Estado, supone perder el nivel de los 1.000 millones en ventas de los últimos seis años y dispara casi un 82% el déficit comercial, hasta los 556 millones.
Canarias vendió productos al exterior durante los primeros seis meses de este año por valor de 952,7 millones de euros. La cifra supone una caída del 20,3% respecto al año anterior. En términos absolutos las exportaciones se redujeron en 242,3 millones, según los datos publicados ayer por el Ministerio de Economía y Competitividad. Por contra las importaciones aumentaron un 0,5%, hasta los 1.508,5 millones. Esta dispar evolución entre compras y ventas disparó un 82% el déficit comercial de las Islas, que se colocó en los 556 millones de euros tras cuatro años de descensos. Sin contar el combustible, que actúa de desvirtuador de las estadísticas, las ventas sumaron 424,1 millones y 1.232 las compras canarias, lo que amplía el déficit hasta los 818 millones. Y es que el recorte del precio del crudo ha recortado de forma sustancial las cifras de la balanza comercial de las Islas: en 2013 las exportaciones sumaban 1.400,2 millones y las importaciones ascendían a 2.472 millones (sólo 1.550 eran compras de combustible). El déficit de entonces era de 1.072,3 millones. La evolución de la balanza comercial de Canarias contrasta con la del conjunto del Estado, que en el primer semestre alcanzó su mejor resultado después de 2013. Por un lado, mientras que las importaciones han caído un 0,5% hasta junio por el intenso descenso de los precios, las exportaciones crecieron un 2,3%, hasta los 128.041,2 millones de euros. Este dato sitúa a España a la cabeza de las principales economías europeas en crecimiento de las exportaciones. Y la razón básicamente es que las tasas de inflación negativas en España han permitido una ganancia de competitividad-precio, que compensa la pérdida por la vía de una menor demanda de los países emergentes, a los que les penaliza un euro fuerte. El déficit comercial bajó un 31,4%, hasta los 7.878 millones.
