Kurt Diemberger: «Sobrevivir al verano negro del K2 me marcó»

El año próximo cumple 80 años pero sigue en activo, «no con montañas de 8.000 metros, pero sí de algo menos» y ya piensa en su próxima expedición en marzo de 2012 a Chile. Este pasado verano se cumplieron 25 años de la conocida como tragedia del K2 (8.611 metros). Diemberger hizo cumbre con Julie Tullis pero al descender, cayeron. Pudieron parar y pasaron la noche al aire libre a 8.000 metros. Se reunirían en un campamento con otros seis escaladores. De los siete, solo sobrevivieron dos. Pero ese «verano negro», como le llama Diemberger, murieron hasta 13 alpinistas.

«Claro que la montaña es peligrosa», explicaba anoche el mítico alpinista, «pero todos estamos expuestos a peligros en nuestras vidas; la mía cambió después del K2». Esta trágica aventura le llevó a escribir el libro K2. El nudo infinito, considerado como un clásico en los temas de montañas y uno de los más leídos. Diemberger, además, ha escrito otro siete libros más, por lo que sus hazañas son conocidas en todo el mundo, donde está considerado como una auténtica leyenda.

Conferencia sobre las montañas y cristales

El Edificio Miller, en Las Palmas de Gran Canaria, era el escenario elegido anoche para la conferencia que cerraba la Semana de la Montaña. Lógicamente, Kurt Diemberger hablaría de su experiencia, además de mostrar numerosas diapositivas, con la montaña en sí y del alpinismo en general, pero de forma especial con esas ascensiones a las de más de 8.000 metros, en las que fue pionero. En su haber, Diemberger tiene siete ochomiles. El primero alcanzado, en el año 1957, fue el Broad Peak, al que siguió tres años más tarde el Dhaulagiri.

El alpinista austriaco es en la actualidad la única persona viva que tiene en su poder estas dos primeras ascensiones, «cuando las montañas eran vírgenes», recordaba anoche, antes de impartir la conferencia, con una mezcla de orgullo y satisfacción. «Eran otros tiempos, evidentemente», explicaba en un español, con algunos toques de italiano, más que aceptable, «pero siempre es espectacular conquistar una montaña, con sus paredes de cristal». Diemberger aclara que es «una sensación única» ese brillo característico que tienen las montañas de gran altura y que asemejan diáfanos cristales gigantes.

Diemberger también tiene en su poder ascensiones al Makalu, Everest, Gasherbrum II, de nuevo el Broad Peak, y cerró el ciclo con el K-2, en agosto del año 1986. Una clausura que se autoimpuso después de la tragedia vivida entonces junto a su colega Julie Tullis, que murió junto a otros cuatro alpinistas.