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Kerr, la escocesa no siempre bien valorada

Kerr, la escocesa no siempre bien valorada

N. Solo

Jueves, 1 de enero 1970

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A Hollywood le quitamos el personal británico y probablemente la historia del cine habría sido otra cosa. Ni mejor ni peor, seguramente, pero sí muy diferente. Entre los grandes valores que cruzaron el Atlántico y elevaron el listón artístico en EE UU sobresalió Deborah Kerr, una pelirroja escocesa que no siempre fue bien tratada por el público y menos aún por la industria, que parecía que la infravaloraba, cuando algunas de sus películas son recordadas básicamente porque ella aparecía por allí. Incluso cuando le asignaron papeles secundarios o en películas corales. Y supo cambiar de registro y acertar en todos, desde la comedia romántica a los clásicos de aventura y, por supuesto, el drama pasional. Y si había que ser monja, pues la mejor de todas.

Matrimonio artístico. Se casó en segundas nupcias con el guionista Peter Viertel, autor, entre otros, de La reina de África. Se quisieron tanto que él murió apenas veinte días después que ella. Jubilación. A diferencia de otras actrices de renombre, se retiró a tiempo y solo apareció en televisión.

Su mejor película. Hay donde elegir pero solo por el beso en la playa, De aquí a la eternidad.

Su peor película. Casino Royale, fiasco en toda regla en el que naufragaron todos los participantes.

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