José Vicente Reig, el ex teniente fiscal del Tribunal Superior

Un cáncer de pulmón tan implacable como traidor le llegó décadas después de haberse liberado del tabaco se llevó ayer al jurista José Vicente Reig Reig (Valencia, 1934), teniente fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias entre 1988 y 2005 y miembro del Ministerio Público de la plantilla de Gran Canaria desde 1976. Con el zorro plateado de la Justicia mote con el que se reconocía se va una época de la Justicia en Vegueta, aquella que centraba al enjambre de juristas en el viejo convento de San Agustín, por el que transitaban figuras de la talla de Sagaseta, Calzada Fiol o el agente judicial Vicente Cabrera. A Reig le encantaba interpretarse a sí mismo como la cara más imponente de la Justicia, y de verdad que imponía respeto, con su impecable toga con cuellos de Armiño y su cabellera de un blanco perfecto. Y amilanaba aunque, en ocasiones, al final de su discurso de verbo rico sacara al coñón que tenía dentro y fuera capaz de pedir excusas al tribunal para ausentarse porque debía llevar a su esposa al aeropuerto «y no solo dejarla, señoría, sino verificar que se va». Precisamente con la muerte repentina de su esposa, Pepa Hernández, empezó a morirse el jurista un poco, y aunque después de dejar al Ministerio Público siguió ejerciendo la abogacía, encajó muy duramente la viudedad, perdidamente enamorado como estaba y lo confesaba de su pareja. Profesor de la ULPGC, Escribió Reig hasta muy mayor estudios jurídicos, y se enorgullecía de haber preparado a muchos de los fiscales que hoy ocupan la cúpula en el escalafón isleño. CANARIAS7 transmite a la familia del finado su más sincera condolencia.