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Hace cuatro meses que Iñaki Zabaleta Picó, grancanario de 48 años, respira con unos pulmones sanos. Durante los dos últimos años necesitó de una maquina de ventilación mecánica 12 horas al día y de un aparato de oxígeno para superar la broncoestasia que dañaba sus dos pulmones y que le abocó a un bitrasplante. «Casi se me había olvidado cómo era respirar por uno mismo», afirma para intentar trasmitir como de «horribles y angustiosos fueron esos meses». El uno de noviembre el equipo de Cirugía Torácica del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña le trasplantó con éxito ambos pulmones.
El caso de Iñaki sería uno mas de la lista de intervenidos en España, si no se destacase que es el primer portador de VIH que opta a un trasplante de este órgano en España, y «que se conozca, el segundo del mundo ya que solo se ha publicado un caso en Palermo, Italia, en el 2007», apunta el afectado.
Sin embargo, alcanzar ese objetivo se hizo «algo complicado», según él, por su condición de «homosexual y portador del VIH». Esta valoración la fundamenta en que desde Canarias se trató su caso, en primer lugar con el Hospital Puerta del Hierro y, posteriormente con la Clínica Universitaria de Navarra, dos centros sanitarios estrechamente «relacionados con el Opus Dei». Ambas clínicas rechazaron realizar la intervención esgrimiendo «falta de experiencia», algo que resulta «llamativo» puesto que son la vanguardia de España, relata Iñaki. «Opté por ellos porque en el Hospital Doctor Negrín así me lo aconsejaron», añade.
Al final se realizó en Galicia donde al «mes de presentar mi caso, en mayo, me incluyeron en la lista de espera nacional para un bitrasplante de pulmón». «Nunca pensé sufrir este rechazo por ser homosexual. He vivido en Inglaterra y Alemania y no tuve ningún problema, ni sentí ningún recelo», explica. «En A Coruña me trataron con mucho cariño», agrega. su apoyo. Hasta hace unos meses, este trasplantado apenas podía moverse. «Me tenían que ayudar en todo, dormía con una mascarilla, cualquier movimiento se me hacía un mundo», recuerda. De ahí, la importancia que cobró en su vida Mina Garcías, la auxiliar de enfermería, que se ha dedicado en cuerpo y alma a cuidar a Iñaki desde hace un año. «Era como un vegetal; todo el día enganchado a las máquinas. Fue muy duro, pero ya ve como está hoy; es un milagro de Dios», afirma «He vuelto a nacer, puedo respirar bien, puedo subir escaleras, salir de paseo, ducharme, vestirme y comer solo», detalla este hombre, que se define como hiperactivo, muy presumido y vergonzoso. «En el Negrín me habían desahuciado y la verdad es que estuve muy malito. Y mire ahora», espeta.
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