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Guía de las profundidades

Guía de las profundidades

Lourdes Bermejo

Viernes, 17 de julio 2020, 10:47

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Esta es la historia de un instructor de buceo que hizo su sueño realidad, abandonado su cómodo trabajo en el turismo para montar su propia escuela de submarinismo en Costa Teguise. Lanzarote y Fuerteventura son las islas con las aguas más cristalinas y la mayor variedad de fauna marina.

Pocas personas cómodamente instaladas en su mundo profesional son capaces de dejarlo todo y convertir su pasión en su forma de vida. Este es el caso de José Luis García Blanco, un tinerfeño curtido en el mundo del turismo, que ha trabajado como maitre en grandes negocios, gracias a su simpatía, don de gentes y los cinco idiomas en los que puede comunicarse.

«Pensé que podría dedicarme al buceo de manera profesional, ya que también era instructor, y hace once años monté la primera escuela de buceo PADI (siglas de la asociación profesional) en el hotel Barceló y desde hace cuatro años estamos en primera línea de mar, en la playa del Jablillo, junto al paseo marítimo y dentro del recinto del Hotel Teguise Playa», explica.

La promoción de los fondos marinos de la isla de Lanzarote, Lobos y el norte de Fuerteventura, que constituyen probablemente el conjunto más interesante de Europa, ha atraído principalmente la atención de británicos y españoles, aunque Native Diving, la escuela de José Luis, cuenta ya con alumnos y clientes de todas las nacionalidades. «Para los que se inician, siempre se empieza en la piscina y posteriormente se pasa al mar, en esta cala que tenemos delante, en la playa del Jablillo, con seis metros de profundidad y que permite ver fauna costera de vertebrados e invertebrados, aunque no pelágicos porque es una playa pequeña». Sin embargo, para los experimentados las opciones son mucho más amplias, con posibilidad de realizar excursiones a la isla majorera de Lobos, cuyos fondos impresionan por las «formas caprichosas de sus costas, donde se refugia una gran variedad de peces». Otro de las atractivos de las islas orientales para la práctica del buceo es la reserva marina del Archipiélago Chinijo, la mayor del continente europeo con más de 40 kilómetros de costas con posibilidad de inmersión durante todo el año, tanto pro la temperatura del agua como por la visibilidad de la misma. De esta forma, en esta época del año es posible ver caballitos de mar, los llamados tiburones ángel, grandes meros de impresionantes dimensiones y vida pelágica (como petos y barracudas).

En contra de lo que pueda parecer, las profundidades marinas son un lugar tan bueno como cualquier otro para que surja el amor, y, de hecho, el propio José Luis ha experimentado en propia carne el flechazo de una mantelina (especie de manta muy vistosa) que permaneció «por más de media hora detrás de mi, sin perderme de vista. Fue un auténtico flirteo», recuerda García Blanco. Otras anécdotas de los fondos son la posibilidad de jugar con una familia de más de cuarenta delfines o acceder al espectáculo de las aguas cristalinas de la reserva o de Lobos. La vida de este profesional del turismo dio un vuelco cuando decidió abrir su escuela, hoy convertida en un referente del submarinismo.

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