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Fonseca: dos personajes, una habitación y cien mil libros vendidos

Fonseca: dos personajes, una habitación y cien mil libros vendidos

Jueves, 1 de enero 1970

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La Isla no acogió bien a Ramón Fonseca. El autor panameño, que prevía visitar algunas escuelas para hablar sobre su libro Ojitos de ángel, tuvo que rehacer sus planes por el temporal. Así y todo, pudo compartir con los jóvenes su pasión por la escritura en varias aulas de Gran Canaria, y hasta el jueves lo hará en otras de Tenerife. «Llevo unos 111.000 ejemplares vendidos de Ojitos de ángel en América Latina», explica orgulloso el escritor panameño Ramón Fonseca que, tras su accidentado paso por Gran Canaria, estará en Tenerife hasta mañana para presentar este best-seller juvenil editado en España por Alfaguara.

En su opinión, el éxito de su novela radica en que es «sencilla, genera emociones, sensaciones, sentimientos y pensamientos... Es una novela en la que trato de cumplir con lo que todo cuentista desea: contar un cuento para que la gente se lo crea», asegura el escritor.

Ojitos de ángel es una lectura recomendada en escuelas de Colombia, Argentina, República Dominicana, Venezuela, Costa Rica, Salvador, Honduras y, por supuesto, Panamá, sin embargo, asegura que no lo ha escrito con la finalidad de transmitir ciertos valores a sus jóvenes lectores. «Me limito a contar un cuento. No es un libro con moraleja, ni conclusiones. El lector saca las suyas propias. Los valores vienen de los lectores, de analizar y tomar sus decisiones. El escritor de ficción no es un autor de ética o filosofía sino de cuentos, como los de antes que creaban historias que se transmitían de generación en generación», aclara al respecto.

Ojitos de ángel transcurre en la habitación de un hospital. «Es muy triste, pero también hay humor y mucha ingenuidad y pureza, por una parte y, en el otro lado, egoísmo e imperialismo. Del choque de esas dos partes, encarnadas por una niña y un anciano, surge la novela. Ambos representan dos partes del ser humano: la solidaridad, la entrega, la bondad y el egoísmo, la crueldad y el materialismo», explica el autor en una conversación telefónica.

Más información, en la edición impresa.

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