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Fallece Camurrita, todo un referente

Fallece Camurrita, todo un referente

Jueves, 1 de enero 1970

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E l 17 de diciembre trajo malas noticas. José Pulido Ascanio, Camurrita, fallecía en Las Palmas de Gran Canaria y abría un gran agujero en el corazón del deporte vernáculo en Gran Canaria. Con Camurrita se iba su leyenda, 82 años de bonhomía y de contribución a elevar la lucha canaria a su estatus más alto de prestigio y espectáculo. Camurrita se marchó a los 82 años, ocho décadas de existencia siempre activa. Hasta poco antes de su fallecimiento, era estampa habitual verle en el acceso al palco del Estadio de Gran Canaria con su inseparable bastón prestó y dispuesto a presenciar el partido de su admirada Unión Deportiva Las Palmas. Sobre Camurrita se podrían contar mil historias. Como luchador, en el Adargoma hay pocos personajes que alcancen su ascendente, estableció parámetros insuperables. Pero existe una devoción especial por los que conocieron al Camurrita mandador, al hombre que enseñó fundamentos primarios de la lucha en una innumerable listado de grancanarios. Grandes luchadores como Emilín II, Joan Lajo, Eugenio Suárez, Orlando Sánchez, Carmelo Marrero, Armando Soto, El Pollo del Pambaso, o Juan Espino, El Trota, pasaron por sus manos. Nacido en mayo de 1930, Camurrita tuvo un despertar temprano en la lucha. Cuando contaba solo con 13 años comenzó a competir con el Doramas, su paso previo a llegar al Adargoma, tal vez el lugar donde su carrera alcanzó más reconocimiento. «Lucho desde que tenía 13 años, en el Parque Doramas y en plena guerra. Con diez años trabajaba acarreando agua, lo que me dio gran poder en los brazos a pesar de que no era un luchador muy físico», comentaba el pasado mes de febrero a este diario. «Llevo setenta años vinculado a este deporte y seguiré así porque la lucha es mi vida», añadió. Su fallecimiento dejó consternado al mundo de la lucha canaria. Enseguida, u en cascada, cayeron los mensajes de reconocimiento para un personaje esencial en el pasado y el presente del deporte tradicional. Hasta casi el final de su vida, José Pulido Ascanio mantenía su carácter didáctico y su dedicación a formar a jóvenes proyectos de luchadores.

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