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En busca del tirón insularista

Jueves, 1 de enero 1970

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Nada mejor que mantener una herida abierta para no caer en el olvido.

Esta es la máxima que parece haber inspirado el nacimiento de Unidos por Gran Canaria.

Haga la prueba. Explore en los comentarios de cualquier noticia de la web de CANARIAS7 en la que se hable del Archipiélago. Será extraño que no se tope con algún exaltado arremetiendo contra Tenerife o quejándose de forma furibunda de la falta de equilibrio entre las dos islas capitalinas.

Es un buen filón y José Miguel Bravo de Laguna lo sabe. El problema es que el insularismo solo se premia con diputados cuando se trata de islas menores. Ahí Unidos falló estrepitosamente confiándose en el tirón de fórmulas tan denostadas como las que representan las siglas del Partido Insularista de Lanzarote o la figura de Domingo González Arroyo en Fuerteventura.

Así y todo, el actual presidente del Cabildo ya tiene asegurada su permanencia en la Casa Palacio de Bravo Murillo durante cuatro años.

Quizá sea la suya una posición muy incómoda, porque no es plato de buen gusto ceder el trono y pasar a la oposición compartiendo labor con sus excompañeros del Partido Popular.

Habrá que vigilarlo de cerca para saber a qué se dedicará durante este periodo. Puede que sea un invitado de piedra en la nueva Corporación insular o que, por el contrario, se aplique ciegamente en su tarea de alimentar el odio y abrir las heridas, algunas muy irracionales, del insularismo y los sentimientos antichicharreros.

Probablemente, la idea de Bravo de Laguna sea la segunda, a tenor de lo escuchado el pasado domingo en la terraza TAO de la capital grancanaria.

Poco o nada dijo de su proyecto de futuro para Gran Canaria. Solo se aferró al desequilibrio autonómico para erigirse en una especie de Quijote que lucha contra los molinos de ATI en defensa de su adorada Isla.

Quizá este discurso le sirva para conquistar el apoyo de un sector de la sociedad muy descontento que necesita un enemigo en el que volcar su frustración.

Para Esperanza Aguirre y Eduardo Inda, el monstruo de siete es cabezas ETA. Da igual que el movimiento terrorista esté desarticulado y que el proceso de paz sea una realidad.

Para Bravo de Laguna el rival  sobre el que lanzar todos los dardos son nuestros vecinos de la Isla picuda.

Habrá que esperar para ver si su discurso es tan estéril como el de los demagogos del PP.

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