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Jueves, 1 de enero 1970
Afirma que el dolor del parto es «lo más grato que hay en este mundo» pero considera que el sufrimiento «no lo tenemos trabajado en la sociedad del bienestar». El estrés , señala, se refleja en el parto y en la lactancia.
¿Cuál es el papel de la matrona? Mi trabajo consiste en recibir a la mujer y valorar si está de parto o no. En caso afirmativo, se queda ingresada, y si se encuentra en trabajo real de parto pasa a la sala de dilatación y hacemos el seguimiento del parto entero, siempre y cuando no haya ninguna patología. Si surge algún problema, avisamos al médico. Mi tarea es valorar hasta qué punto todo está yendo fisiológicamente bien.
¿En qué casos debe intervenir? En una mujer que pare fisiológicamente normal, no tenemos que intervenir, sólo estar con ella expectante a que esa cabeza corone, animándola a que empuje, observando si a lo largo del expulsivo el niño está bien. Nuestra labor es vigilar que el proceso vaya adecuadamente.
¿Qué riesgos presenta el parto? En los partos muy pocas veces puedes prever lo que va a ocurrir, hasta que está ocurriendo. La obstetricia es ver, observar y tomar medidas, si hay que hacerlo. Cada mujer es un mundo. Influye el estado anímico que tenga en ese momento, la situación familiar... Lo único que puede ocurrir fuera de lo normal es que la atienda el médico. Yo siempre voy a atender el parto en una situación normal.
¿Es una profesión gratificante? Muy gratificante. Afortunadamente, la gran mayoría de las veces, las cosas salen bien.
¿Qué factores influyen en un buen alumbramiento? Siempre digo a las mujeres que lo mejor es venir con la mente abierta, libre, relajada, tranquila, y controlar la situación. No puedes estar pensando en la epidural antes de ponerte de parto. Se deben preparar para un proceso fisiológico, sencillo, que aunque duela, es un rato. El concepto del dolor no lo tenemos trabajado en esta sociedad del bienestar, y el dolor de un parto es lo más grato que hay en este mundo, porque te permite conseguir el objetivo que llevas esperando nueve meses.
¿El estrés de la vida moderna se refleja en este proceso? Muchísimo. En los años que llevo trabajando he notado una gran diferencia en ese sentido. Es muy importante que la mujer segregue su propia oxitocina (hormona), y en la mayoría de los hospitales hemos estado añadiendo oxitocina sintética porque no terminaban de hacer un buen trabajo de parto. Hoy se tiende a lo contrario, a dejar que la mujer haga el trabajo de parto, aunque tarde, pero con su propia oxitocina. El estrés y la incorporación de la mujer al trabajo se reflejan en el parto y en la lactancia.
¿Defiende el parir en casa? Es una experiencia que no me importaría nada llevar a cabo, porque las mujeres que quieren parir en casa son abiertas, muy seguras de sí mismas, preparadas, saben lo que quieren. Por lo tanto, estos partos, normalmente, tienen un 90% de incidencia positiva.
¿Son más naturales los partos con dolor? El parto natural es con dolor y sin dolor, es decir sin epidural o con epidural. Un parto es normal o natural con o sin epidural, solo no es un parto natural cuando el obstetra tiene que intervenir. Con la epidural lo que sí ocurre es que terminan más en procesos obstétricos, que tiene que participar el obstetra, hacer ventosas, hacer fórceps, porque la sensibilidad de la mujer no es lo mismo en un parto con epidural que sin ella.
¿Es positiva y recomendable la presencia del padre? Hay mujeres a las que le ayuda muchísimo, a otras les importa tres pimientos y también las hay que preferirían que no estuviera su compañero. Yo, como profesional, pienso que el venga a ayudar, pues ojalá que ayude.
¿Influye la Luna en el parto? Más que la Luna, los cambios de presión que la acompañan. En La Palma, yo percibo que esos cambios de presión son los que más influyen en el parto. Somos pura física y química, las mujeres también.
Saber leer en el rostro de las parturientas
Es salmantina de nacimiento y palmera de adopción. Elita Piedra Muñoz, matrona del Hospital General de La Palma, llegó a Isla Bonita con su plaza de enfermera en 1976, recién inaugurada la antigua clínica de Las Nieves.
Pero ella quería ser matrona y más tarde se marchó a Madrid para cursar la especialidad. Ejerce su profesión desde 1987.
No ha calculado los partos a los que ha asistido, pero con seguridad se pueden contar por miles. Después de tantos años acompañando con abnegación a las parturientas, sabe leer perfectamente en sus rostros. «Cuando entran por urgencias y les ves la cara ya sabes qué te va a demandar», asegura.
Destaca que en La Palma «siempre decidimos con las mujeres, todo se pacta con ellas». Insiste en que «estamos muy entregados a nuestra profesión, sabemos lo que queremos con las mujeres». «Unas te pueden pedir que les trates como adultas, que no seas su madre, mientras que otras simplemente te demandan la mano; en este contexto se dan muchas situaciones», explica.
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