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Mucho más potasio que el plátano y el dátil, vitamina E, magnesio, calcio, vitamina K y así un sinfín de minerales y vitaminas reúne el tuno indio. A petición del productor pionero de zumo y mermeladas de este poco valorado fruto, Leo Araya Sánchez, un laboratorio confirma su importante aporte alimenticio.
El informe científico, elaborado por el laboratorio Aquimisa SL de Salamanca, rescata y entroniza a la fruta que tanta hambre mató en la Fuerteventura anterior al desarrollo turístico. En una detallada comparativa con el resto de frutas e incluso alguna verdura como la zanahoria, concluye que el tuno indio presenta «una mayor cantidad de valores elevados en más parámetros de los evaluados, es decir, aporta, a diferencia de otras frutas, valores elevados y medios en la inmensa mayoría de minerales y vitaminas, por lo que debe ser considerada como la fruta más completa de las que se ha procedido a estudiar».
Salvo en vitamina C, el tuno indio se sale en los demás parámetros. Esta fruta, que crece en majadas , degolladas, gavias, cercados y prácticamente todo tipo de terrenos de Fuerteventura, contiene sodio, calcio y vitaminas B2, B8, B9-10 y K. En cuanto al potasio, es superado «ampliamente por el dátil y el plátano, y presenta un valor similar que higos, higos chumbos, paraguaya, caqui, guayaba, papaya, kiwi, y piña».
En lo tocante a magnesio, solo lo supera su pariente más cercano, que también dio de comer al majorero: el tuno. El análisis científico también confirma que aporta la vitamina E en valores similares al higo, caqui, guayaba, kiwi y mango.
«Como si el cuerpo se regenerara». Aunque no es científico, Leocadio Araya Sánchez (Tuineje, 1956) algo sabía de las propiedades del tuno indio, por eso se decidió a montar hace cinco años con su mujer Fátima Cararo (Brasil, 1956) Fuertetuno, la primera empresa majorera que procesa y embotella esta fruta bajo el nombre comercial de Leo.
«Siempre habíamos creído en los valores de la fruta porque es como si el cuerpo se regenerara». Leo y Fátima, ambos cocineros, se quedaron sin trabajo hace unos cinco años y empezaron a dedicarse primero a la granada pero apenas tiene tres meses de producción. Buscando, buscando, dieron con el tuno que echa frutos casi ocho meses si se riega, «a partir de julio hasta ahora, nosotros todavía cogiendo hasta mayo».
Leo no para de alabar la fruta que además «se autoregenera, es la única que si se agrieta, se protege y no se pudre».
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