El Rancho de Ánimas despide a Antonio Sánchez
Viernes, 18 de noviembre 2011, 11:33
Durante toda su vida perteneció al Rancho de Ánimas de Valsequillo y a sus sones fue despedido ayer de este mundo.
Antonio Sánchez Peñate, fallecido el pasado miércoles a la edad de 91 años, recibió cristiana sepultura ayer en Telde, pero no se fue en silencio. Tras la misa oficiada en el templo de Lomo Cementerio, sus compañeros del Rancho le dedicaron unas coplas de adiós, donde se entremezclaron miles de recuerdos de vivencias en tantos años de cantarle a las ánimas y pedir por ellas.
Se ha ido un hombre bueno, un ranchero, un canario trabajador que desempeñó a lo largo de toda su vida los más variados oficios para sacar a sus nueve hijos hacia adelante. Desde la Finca de los Peñones, en El Rincón de Tenteniguada, donde desarrolló durante lagos años el papel de encargado y hombre para todo, hasta su última etapa en el colegio de Lomo Cementerio, donde ayer le dijeron el último adiós al son del tambor y la espada.
Hijo de Miguel Matías, que fuera durante muchos años patriarca de Rancho de Ánimas de Valsequillo, mientras tuvo fuerzas salía con sus compañeros a cumplir y hacer cumplir promesas.
Tuvo una vejez apacible, paseando con su sombrero canario por las callejuelas de San Gregorio donde su hijo Paco tiene el estudio fotográfico y fue terrible para él tener que enterrar a su hijo Miguel, fallecido recientemente a la edad de 57 años.
Era un conversador enorme y tenaz, que rememoraba para sus familiares más jóvenes los terribles años que pasó en la guerra entre hermanos a la que fue llamado sin saber para qué. Hay una anécdota en su vida y familia que llama poderosamente la atención.
Al regreso de la guerra, sus dos hermanos menores, Manolo y Pepe, habían crecido, pero al verse ante aquel galletón enorme, nunca fueron capaces de tutearle, al punto que, ya adultos los tres, Manolo y Pepe le trataban de usted y le pedían la bendición, incluso siendo Manolo alcalde de Valsequillo.
Ellos dos y toda su familia, amigos y compañeros del Rancho le dijeron ayer el último adiós, como él hubiera pedido que fuera: a los sones del Rancho de Ánimas de Valsequillo, al que siempre perteneció y en el que siguen ahora sus hijos, con especial mención para Chano, que sigue yendo a ensayar todos los martes a Las Vegas, manteniendo viva la bendita tradición heredada de sus ancestros.
