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CANARIAS7
Jueves, 1 de enero 1970
El Hospital Perpetuo Socorro es el primer centro privado que implanta una prótesis valvular aórtica vía percutánea (Tavi) mediante una técnica que descarta la cirugía convencional. Así, el equipo de Hemodinámica intervino exitosamente a la primera paciente de 81 años. Con esta técnica se reduce el riesgo y el periodo de recuperación. La implantación se realizó con éxito a una paciente de 81 años que permaneció ingresada en el Hospital Perpetuo Socorro durante un mes debido a una situación crítica por edema pulmonar que se resolvió con tratamiento médico. El diagnóstico de base fue la estenosis aórtica degenerativa severa. Su expectativa de vida era menor de un año si no se le practicaba un recambio de la válvula. El implante de válvula aórtica percutánea que trabaja el Hospital Perpetuo Socorro sólo estaba disponible en la sanidad pública y supone una auténtica revolución. Se trata de una opción relevante ante la cirugía a corazón abierto en los casos en los que la intervención quirúrgica es un grave riesgo para los pacientes o es directamente inoperable. De hecho, se estima que un 30% de los enfermos con estenosis aórtica severa tiene un riesgo quirúrgico excesivo para una intervención a través de cirugía convencional. El procedimiento consiste en la implantación de una prótesis a través de un catéter por vía femoral, es decir, a través de la ingle del paciente; o por vía transapical, a partir de una incisión debajo de la mama. La prótesis es una malla metálica plegada con tres velos de pericardio en su interior que constituyen la válvula biológica (en la intervención realizada en Hospital Perpetuo Socorro se trata de una corevalve, de Medtronic). Una vez se alcanza su posición definitiva dentro de la válvula enferma, se expande y la sustituye, permitiendo que la circulación se normalice. El procedimiento es mínimamente invasivo ya que deja como única consecuencia una pequeña incisión de apenas unos centímetros en la ingle. Sus ventajas consisten en que no precisa de anestesia general, no es necesario abrir el tórax para realizar una cirugía cardíaca abierta ni hay que entrar en circulación extracorpórea, es decir, parar el corazón para colocar la prótesis. Todo ello reduce el riesgo de mortalidad de un 51% hasta el 30%, según el Estudio Partner, y da una opción de tratamiento para casos hasta hace poco sin solución. Además, elimina el peligro subyacente siempre al uso de la anestesia general, reduce el período de recuperación, el dolor postoperatorio y el riesgo de complicaciones al no tratarse de una gran cirugía.
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