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El poblado de La Alcogida se incorpora a la red de quema de los hornos de cal

El Cabildo viene acometiendo la quema de antiguos hornos de cal con el objetivo fundamental de producir este material para la desinfección de las explotaciones ganaderas. El ú´ltimo en arder ha sido un horno en Tefía (Puerto del Rosario), rehabilitado e integrado en el conjunto museístico de La Alcogida.

Lunes, 21 de marzo 2011, 00:00

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La cal obtenida en la quema del horno de Tefía se distribuirá entre el sector ganadero en la próxima feria de Feaga (del 7 al 10 de abril, en la Granja Experimental de Pozo Negro), "ya que es un elemento de gran utilidad que les sirve para desinfectar y mantener en buenas condiciones sanitarias los corrales y el resto de sus explotaciones ganaderas", señaló Natalia Évora, consejera de Agricultura, Ganadería y Pesca.  

El Cabildo promueve realización de este proceso siguiendo el método artesanal que se ha usado en Fuerteventura durante mucho tiempo, "cuando su producción era una industria próspera que permitía exportar y comerciar con este producto en el exterior", precísó Évora. Esta mañana, los operarios de la Unidad de Servicios Especializados de Obras y Maquinaria del Cabildo retiraron la piedra quemada del horno tras el periodo de enfriamiento de 48 horas necesario, y después de haber realizado el proceso de quema, o caldeamiento del horno, en los días previos. Para finalizar el procedimiento, será necesario mezclar con agua la piedra de cal quemada y obtener así el producto definitivo.  

Proceso químico. La cal que resulta de la quema de un horno se obtiene a través de un proceso químico natural. Básicamente, este procedimiento permite transformar la piedra caliza, o caliche, cuya composición básica es el carbonato de calcio (CaCO3), en óxido de calcio (CaO), dado que al exponer el material a temperaturas de entre 900 y 1200 °C el carbonato se vuelve inestable y pierde una molécula de óxido de carbono.

Posteriormente, al mezclarse la piedra quemada con agua, se produce una reacción química violenta cuyo resultado es el hidróxido de calcio, cal muerta o cal apagada Ca(OH)2, que es el polvo blanco que finalmente se utiliza como conglomerante en la construcción o para pintar o encalar muros y fachadas. Con el tiempo, el hidróxido de calcio reacciona otra vez con el óxido de carbono del aire, convirtiéndose en carbonato de calcio, lo que permite que se endurezca de nuevo y cumpla su función. Historia. La abundancia de carbonato cálcico en la constitución de los suelos de Fuerteventura determinó que históricamente floreciera la industria de extracción y transformación de esta piedra (llamada caliche). Hay referencias históricas de hornos de cal en funcionamiento desde el siglo XVII, que se mantuvieron en uso cotidiano hasta mediados del siglo XX. En ese momento, la aparición de de otros materiales a base de cementos dejó la cal prácticamente sin salida en la construcción, quedando limitada su aplicación en la actualidad a desinfectante en granjas ganaderas. La piedra de cal era exportada inicialmente desde Fuerteventura hasta las islas occidentales, donde se quemaba en grandes hornos situados a pie de muelle para su empleo en la construcción. En los siglos XIX y XX la industria de la quema de piedra de cal se trasladó también a la isla majorera, ya que su transporte ya elaborada era más cómodo y menos peligroso. Desde entonces y hasta en la actualidad todavía perviven cientos de hornos de cal distribuidos por toda la geografía insular. Los hay de uso local, construidos para pequeñas obras de viviendas familiares, o también de tipo industrial, levantados para la exportación de la cal.  

El procedimiento. El proceso de elaboración de la cal comienza con la carga de los hornos, para lo que era necesario hacer acopio previamente de material de combustible, que debido a las características áridas de la isla solía ser en la mayoría de los casos aulagas. Una vez cargado el horno de aulagas y de piedras de cal, se procede a su sellado, de forma que la combustión pueda realizarse lentamente y con la temperatura media adecuada, que asegure una buena quema del horno. Ésta suele prolongarse durante varios días, lo que requiere de la atención permanente por parte de los caleros, ya que hay que asegurar que la quema se realice permanentemente a la temperatura adecuada y con el necesario aporte de aulagas. Una vez completada la quema, se procede a la apertura del honro y la extracción de la piedra, que posteriormente al mezclarse con agua, produce una reacción química corrosiva y peligrosa conocida que finalmente permite da lugar a la obtención de la cal. La cal muerta se emplea para enjalbegar paredes o como aglutinante en fachadas, muros o pisos de obras.  

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