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El legado de mi hijo Antonio

El legado de mi hijo Antonio

Jueves, 1 de enero 1970

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Entramos en exclusiva en la fiesta del año. Grandes personalidades reunidas en una noche irrepetible» Éste es el titular de portada del penúltimo 'Hola'. Se trata de una fiesta al que asiste el todo Madrid. De Isabel Preysler a Nati Abascal; de Fernández Tapias a Carmen Posadas, de Carlos Sainz a Simoneta, la sobrina del Rey. Se subasta una raqueta donada por Nadal, un tentadero con Cayetano Rivera y una guitarra de Shakira. Las invitadas visten de Balenciaga y de Valentino, y el escenario es el Casino de Madrid. La fiesta se celebra en beneficio de la Fundación Aladina, una organización que trabaja con niños con cáncer. Al final de la fiesta se proyecta un video en el que un adolescente canario, sin pelo debido a la quimioterapia, canta un rap.

El joven autor de la letra e intérprete de la canción es Antonio González Valerón, fallecido en marzo de 2009 a los 16 años recién cumplidos. Antonio murió a causa de una infección, tras un implante de médula que había curado la leucemia que le diagnosticaron a los 13. El rap de la Fundación Aladina es parte de su legado.

De que se lleve a cabo la otra parte se ocupa ahora su padre, Santiago González González (Las Palmas de Gran Canaria, 1958), ingeniero especializado en extinción de incendios forestales.

Antonio pasó unos meses -de agosto a noviembre de 2008- en el Hospital del Niño Jesús de Madrid, donde recibió un trasplante de médula. Allí conoció a la Fundación Aladina y a su creador, el ex cantante y ex productor de televisión Paco Arango. «Lo normal es llevar a los niños a un campamento, Aladina trae el campamento al hospital», sintetiza.

González describe la situación del enfermo que debe dejar su ciudad para recibir tratamiento. «Estás fuera de tu tierra, pasas mucho tiempo en el hospital y en las altas tienes que quedarte en una casa comunitaria». Explica que en la rutina hospitalaria de un enfermo de cáncer hay un rato, de 5 a 8, que se hace «enorme» porque ya has pasado «el susto» del día y debes esperar al siguiente. En el Niño Jesús, los adolescentes pueden pasar ese rato en un salón vetado a médicos, enfermeras y padres, donde hay grandes pantallas, ordenadores y consolas. La Fundación Aladina hace otras cosas por los niños, por ejemplo «los hace reír».

El impacto de Arango y su fundación acompañan a padre e hijo cuando el trasplante termina con éxito y pueden coger el avión de regreso a casa. «Cuando volvimos de Madrid, Antonio y yo dijimos que no íbamos a olvidarnos nunca de cómo se pasa en el hospital. Nos dijimos: ‘No vamos a desaparecer, tenemos que hacer aquí lo que se hace en Madrid’. Ahora no voy a dejar de hacerlo porque él no esté: vamos a traer a Aladina al Materno».

«En Madrid el psicólogo era Antonio, iba por allí y los animaba: ‘Tienes que pelear, no puedes salir al ring y tirar la toalla...», recuerda Santiago que decía su hijo pequeño a otros niños que, como él, recibían tratamiento en el servicio de oncología del Hospital del Niño Jesús de Madrid.

La historia en la parte que interesa para este reportaje empieza cuando Antonio tiene 13 años. Aunque son de Gran Canaria, el niño vive con su padre y su hermano mayor, Santiago, en la isla de El Hierro. Allí su padre le entrena al fútbol y hace también submarinismo. El pequeño es capaz de sumergirse 12 metros a pulmón libre. Con año y medio había sufrido un episodio de falta de plaquetas, por lo que cuando empieza a fatigarse más de la cuenta y a sangrar por la nariz, su padre sospecha que algo va mal. Le hacen unos análisis en El Hierro. Era noviembre de 2006.

«Nos vinimos (a Gran Canaria) en un avión medicalizado Antonio y yo con lo puesto». El niño ingresa en el Materno Infantil e inicia el tratamiento para combatir la leucemia que le han diagnosticado. La enfermedad remite, pero en 2008 sufre una recaída. Se opta por el trasplante de médula y para ello es necesario trasladarse al Hospital del Niño Jesús, en Madrid. Allí Antonio entablaría una gran amistad con Paco Arango -el hombre vestido de Batman en el video- , artífice de la Fundación Aladina. Antonio le escribió un rap en sólo dos horas.

«Antonio tiene catorce canciones escritas a cual mejor», afirma su padre, Santiago González. «Él le dijo a Paco (Arango, fundador de Aladina) que su ilusión era grabar un disco. Paco nos pidió permiso para que, si Antonio hacía una letra bonita, ponerle música, y que fuera para Aladina. Por primera vez Paco pidió ayuda a un niño». La canción se grabó y se hizo un video

El niño se curó y regresó con su padre a Gran Canaria, pero una infección que se complicó acabó con su vida en marzo de 2009. Cuando Paco Arango supo que Antonio estaba en la UMI, cogió una avión y se vino a verlo a Gran Canaria.

La Fundación Aladina "intenta que el tiempo en el hospital se pase lo mejor posible". Esta declaración de intenciones que Paco Arango tiene colgada en Internet incluye películas de video, salas exclusivas y aisladas para adolescentes, consolas, ordenadores, campamentos, muebles más cómodos para las enfermeras...

Arango ha dado "carta blanca" a Santiago González. el padre de Antonio, para ofrecer al Materno Intantil de Gran Canaria algo parecido a lo que ya ha hecho en el Niño Jesús de Madrid. "Dime lo que quieres", cuenta que le dijo Arango, "que yo pongo el dinero".

González destaca la labor y la experiencia de otras organizaciones que trabajan desde hace años con los niños de oncología del Materno-Infantil y con su familias. Se refiere a "Ya era hora", "Pequeño Valiente" y a la Fundación Alejandro Da Silv. "Su labor es enorme, tanto como la de todo el personal de la planta".

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