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El Hierro confirma que todas las Canarias emergieron casi en el mismo punto

El Hierro confirma que todas las Canarias emergieron casi en el mismo punto

EFE

Jueves, 1 de enero 1970

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La erupción que tuvo lugar en El Hierro en 2011 ha aportado pruebas que apuntalan la teoría de que todas las Islas Canarias emergieron prácticamente en el mismo lugar del océano, sobre un "punto caliente magmático", y se han ido desplazando desde entonces hacia el este, hacia África.

La revista "Scientific Reports", de "Nature", acaba de publicar el resultado de un estudio de las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria, La Laguna (Tenerife), Uppsala (Suecia) y Lisboa sobre el contenido de las bombas volcánicas que brotaron del mar en las cercanías de La Restinga, las populares "restingolitas".

El estudio no solo aclara cuál era el contenido de esas misteriosas piedras que flotaban, humeantes, sobre el Atlántico y que llevaron a elevar el nivel de alerta volcánica, sino que además proporciona información sobre el proceso de formación de todas las Islas Canarias, desde las más antiguas y erosionadas (Fuerteventura y Lanzarote) a las más jóvenes y abruptas (La Palma y El Hierro).

Uno de los firmantes del artículo, Juan Carlos Carracedo -un veterano de la vulcanología, que ya estuvo en la erupción del Teneguía (La Palma) de 1971- ha explica a Efe que las populares "restingolitas" contienen en su interior arenas sedimentarias con microfósiles de plancton cuya antigüedad se remonta, en el caso más extremo, al Cretácico, cuando África y América comenzaron a separarse, abriéndose entre ambos continentes el océano Atlántico.

El contenido sedimentario de esas bombas volcánicas refuta la hipótesis que llevó a los responsables de Protección Civil a evacuar el puerto de La Restinga, al suponer que se trataba de lava traquítica (el relleno blanco) envuelta en un caparazón de basalto (la cáscara oscura), lo que sugería un tipo de erupción potencialmente explosiva y peligrosa para la población.

"En cambio, otros desde el primer momento defendimos que era algo que ya habíamos visto en otras islas: simplemente que, al atravesar el kilómetro y pico de sedimentos que hay debajo de El Hierro, el magma englobó esas arenas, que casi se fundieron y se convirtieron en esponjosas", indica Juan Carlos Carracedo, que recuerda que ese tipo de erupción prácticamente resulta "inocua".

Este investigador considera que este estudio deja zanjado el debate sobre las famosas "restingolitas" -a las que popularmente se dio ese nombre por el puerto más cercano a la erupción-, pero sobre todo dirime un debate científico que ya dura décadas: el de si las Islas Canarias nacieron de una fractura relacionada con la cordillera del Atlas o emergieron de un "punto caliente", de una anomalía en el manto terrestre por la que brota un penacho de magma.

Los defensores de esta última teoría, entre los que se encuentra el propio Carracedo, ya alegaban a su favor la progresión de edades que se observa en las islas que conforman el archipiélago canario: más antiguas cuanto más cercanas están a la costa de África.

Ese modelo científico se basaba exclusivamente en dataciones radiométricas, pero la erupción de 2011 ha proporcionado a los geólogos materiales de la capa sedimentaria que está debajo de las islas, cuyo grosor oscila desde aproximadamente un kilómetro, en El Hierro, hasta más de ocho kilómetros, debajo de Fuerteventura.

"Se ha demostrado que no solo las islas, sino también los sedimentos sobre los que se apoyan estas, son cada vez más viejos en dirección hacia el este. Esta ya es una prueba irrefutable y definitiva de que las islas se formaron por un penacho de magma fijo en una placa africana que se mueve hacia el este", apunta Carracedo.

Este investigador del grupo Geovol de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) subraya que el propio edificio volcánico de cada isla ejerce de tapón de los sedimentos sobre los que se asienta, por lo que el material que se encuentra debajo "da la edad real de cuando la isla comenzó a formarse".

En el caso de El Hierro, el microfósil más joven de los encontrados dentro de las bombas piroclásticas de la erupción submarina de 2011 tiene unos 2,5 millones de años de antigüedad, edad que coincide con el momento en el que se estima que comenzó a formarse el edificio volcánico sobre el que se apoya la isla.

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