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Ignacio Cabrera
Jueves, 1 de enero 1970
La Cumbre grancanaria amanecía ayer a unos cinco grados de temperatura, con rachas de vientos fuertes y niebla, mucha niebla. Tanta que el protagonista del día, el Roque del Fraile, apenas era visible. No bastaba con acercarse a la roca herida, sino que había que esperar a que una de esas fuertes rachas de viento desplazara alguna masa de nubes para poder observar más que una silueta.
Y ahí estaba, impasible, junto al Roque Nublo, aparentemente inmune ante las inclemencias meteorológicas. Pero no era así. El Roque del Fraile presentaba un deterioro visible al ojo humano, lo que lleva a pensar que su interior pudiera encontrarse en similares condiciones.
A medida que avanzaba la mañana se iban dando cita en las inmediaciones del Roque del Fraile numerosos curiosos que querían ver el estado de este símbolo canario. "Esperamos que no ocurra lo mismo que con el Dedo de Dios, porque eso significaría perder otro símbolo natural de las Islas", comentaban un grupo de turistas venidos de Guipúzcoa.
La grieta que amenaza con cuartear la roca monolítica era ayer considerablemente mayor que semanas atrás, como aseguró Ezequiel Marrero, que ha desempeñado su trabajo durante toda su vida por los alrededores del Roque del Fraile. La expresión de su rostro cambió totalmente cuando observó las imágenes que demuestran el deterioro que sufre la roca. "Cuando me decían que el Roque estaba en peligro no me lo creía, pero ahora que veo estas fotos me quedo muy sorprendido". Ezequiel pronosticó que "el Fraile se terminará cayendo si alguien no toma cartas en el asunto inmediatamente". "Los fuertes vientos y las fisuras que producen los cambios de temperatura terminarán con él", según afirmó.
Los comerciantes de la zona coincidían al afirmar que el centro de Gran Canaria tiene muchísimos más reclamos como para dejar de ser punto de interés por perder el Roque del Fraile. "Sería una verdadera pena, pero a tiempo están de buscar soluciones para que no se consume su desaparición", aseguraba el dueño de un restaurante cercano a los monolitos.
Los días pasan y el deterioro aumenta fruto de la erosión. A partir de ahora se abre la veda. Como ya está pasando con el recién 'caído' monumento norteño, las propuestas para la conservación y recuperación del Roque del Fraile comenzarán a llover del cielo.
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