El caso del talio: se acerca la hora de la verdad
Antonio F. de la Gándara
Miércoles, 5 de febrero 2014, 17:44
Puede existir una ambulancia satanizada? Si quien maneja el término es el abogado gaditano José Álvarez, letrado del presunto asesino del Talio, tal antítesis un instrumento para sanar consagrado al mal parecer ser posible. El pasado viernes, en la sesión decimotercera del juicio, Álvarez se equivocó...o no los juicios con jurado tienen mucho de espectáculo, y en lugar de preguntarle a una enfermera si había ido a buscar a Laura en una ambulancia «sanitarizada», dijo... pues eso, en una ambulancia «satanizada». La cuestión, en apariencia anecdótica casi un chiste parece ser el fondo del debate en el caso del Talio: si Laura murió asesinada por su marido o si fue víctima de un error en el diagnóstico, de una medicina diabólica. Ojo: cada vez que alguien alega que está insinuando una negligencia médica, el letrado gaditano salta con vehemencia, para asegurar que en ningún caso pone en duda la praxis médica aplicada al caso. Lo cierto es que a los médicos que afirman que alguien suministraba a Laura drogas no pautadas, el letrado los interroga como si en lugar de profesionales de la salud formaran parte de un complot satanizado para dejar morir a la paciente sin darle un diagnóstico claro. Está convencido hasta la médula o hace ver que está convencido hasta la médula de que su cliente es víctima inocente de un proceso kafkiano, y defiende la tesis como gato panza arriba. La vehemencia huracanada de Álvarez sin duda un letrado de sangre: el magistrado presidente Carlos Vielba llegó a decirle en pleno juicio, «si algún día estoy en el banquillo le elegiría a usted para defenderme» choca contra la pausada estrategia de la fiscal Beatriz Sánchez, que esgrime una tesis quizás menos espectacular, pero también eficaz: en el análisis post mortem a Laura el día de su muerte 11 de julio de 2010 se le encontró en el estómago pentobarbital (barbíturico) y morfina, lo que, unido al suministro no pautado de benzodiacepínicos, insulina y talio supuestamente orquestado y ejecutado por Iván, causó su muerte. Este viernes, un facultativo ya advirtió que en medicina «dos más dos no siempre son cuatro»; en ese margen ebulle la ceremonia de confusión a la que está sometida a diario el jurado. ¿Hasta cuándo se le prescribieron a Laura benzodiacepinas y morfina? ¿Le dieron tanta droga que la tenía en orina cuatro días después de dejar la medicación? ¿La morfina intravenosa puede aparecer en el estómago? ¿Dónde está, cuándo se va a hablar del talio? A los 30 peritos que declararán a partir de esta martes en una prueba que se anuncia definitiva para inclinar la balanza hay que añadir en este caso los más de 70 profesionales sanitarios (médicos, ATS. DUE) que han depuesto como testigos hasta ahora, y que en realidad y a pesar de los notables esfuerzos del magistrado Vielba por que las partes no confundan al jurado han actuado más como peritos que como testigos.