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EFE
Martes, 23 de agosto 2005, 10:18
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La eliminación de los dos perros del escudo oficial de Canarias en los impresos oficiales y edificios públicos, adoptada por el Gobierno canario, ha venido acompañado de polémica, no solo por su coste, sino porque los canarios se sienten muy unidos al "mejor amigo del hombre" desde muchos siglos atrás.
El Ejecutivo de Canarias ha justificado su decisión en la idea de cambiar la "marca corporativa" para que sea "más moderna y de fácil identificación para los ciudadanos", lo que tiene sus detractores, aunque también sus partidarios.
De esta forma el Gobierno autonómico pone fin en sus escudos a un símbolo que ha acompañado a la tradición de las islas desde 1722, año en el que el historiador del siglo XVIII José de Viera y Clavijo habló por primera vez de un escudo en el que había un perro a cada lado.
La primera noticia del can en Canarias se remonta al rey mauritano Juba II, quien, entre el 30 y 25 antes de Cristo, mandó una expedición marítima que se topó con las islas. Este descubrimiento fue descrito extensamente por Plinio, que apuntó que "Canaria" recibía ese nombre "por sus perros, de los cuales fueron enviados dos a Juba". Y es que en latín perro es "can".
Sin embargo, el can canario es uno de los elementos más antiguos de la historia de Canarias, pues ha existido en las islas desde la época de los aborígenes.
Ya en aquel momento formaba parte de sus mitos, según contó Fray Juan Abreu de Galindo en su "Historia de la Conquista", donde destacó que los habitantes de Canaria y La Palma tenían la creencia de que se les aparecía el demonio "como grandes perros lanudos".
Las excavaciones arqueológicas en varias cuevas sepulcrales de Tenerife demostraron que el perro era enterrado con su amo para que "fuera guía del alma hacia la región de los muertos", ha señalado a Efe el historiador Manuel Curtó, autor del libro "El perro de presa canario, su verdadero origen".
Sin embargo, a pesar de estos hechos verídicos, hay otras explicaciones sobre el nombre del archipiélago.
Para el historiador José Juan Jiménez, del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife, Canarias debe en realidad su nombre a los llamados "cannis marinus", una especie de foca monje de gran tamaño que pobló las costas del archipiélago hasta el siglo XV.
De modo que la extinción de esta especie, que llevaron a cabo los colonizadores de las islas atraídos por sus pieles, y un error de traducción de Plinio, omitieron su existencia y condujeron la historia hacia los perros, afirmó Jiménez, quien apoya la modificación de los símbolos de los escudos porque las instituciones son "dinámicas y móviles" y se necesita la reconversión de los mitos.
Al contrario de lo que ocurrió con el lobo marino, la mezcla de razas de los perros autóctonos con los foráneos, que se produjo con la llegada de los colonos, no supuso el fin de las especies autóctonas de las islas; así el perro bardino ha sobrevivido hasta nuestros días.
La relevancia de los perros en Canarias desde la época aborigen ha dado a sus habitantes una identidad que han ido haciendo suya poco a poco y que les ha servido como reseña desde hace tres siglos.
Por este motivo, su imagen ha ido formando parte de los signos más representativos del archipiélago hasta ser característica de ellos.
Así, la colocación del perro, acorallado y en posición horizontal, en el escudo y en la bandera oficial de Canarias, que por el momento permanecen inamovibles, puesto que para cambiarlos había que modificicar el Estatuto de autonomía, no se debe al azar o a la estética, sino a la fuerza que representa este animal.
Los perros ingleses que decoran la plaza de Santa Ana, en el barrio de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria, y que llegaron a la isla en 1895 por mandato del alcalde Felipe Massieu y Falcón, debido a la reforma que realizó de la zona, son un ejemplo más de la tradición del can canario.
Y es que aunque en principio estaban destinados a ser un elemento embellecedor de la zona, los ciudadanos han ido viendo en ellos un símbolo de la tradición canaria.
Precisamente, durante estos días se ultiman los preparativos del proyecto "Gran Can", organizado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, y que sacará a las calles de la capital grancanaria 60 grandes esculturas de perros de presa canario, hechas en fibra de vidrio, que adornarán la ciudad desde octubre a diciembre.
Claro signo de que a pesar de que cambie la imagen corporativa del Gobierno de Canarias, el perro mantendrá, por el momento, su puesto en la tradición canaria.
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