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El Barcelona le vale con ir al ralentí

El Barcelona le vale con ir al ralentí

Jueves, 1 de enero 1970

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Quedaban 33 segundos y, de manera inesperada, el Valencia soplaba en el cogote de un Barça que se había dormido en los laureles. En el marcador, un 82-78 que alimentaba cualquier desenlace. Pero pudo el vértigo. Primero a Dubljevic. Luego, a Rafa Martínez. Ambos se levantaron para un triple que nunca llegó. Alivio para el Barcelona, que, salvada esa coyuntura de riesgo, braceó feliz hasta que sonó la bocina. A fuego lento gestó el Barça su pase para la semifinales. Siempre por delante del Valencia, no fue hasta el final cuando los triples criminales y estratégicos de Abrines y Hezonja zanjaron la cuestión. Así se emplean los grandes, casi al ralentí en las fase principal, lo justo para no perderle el hilo al partido y ya cuando al resto le tiembla la muñeca, aparecen los de siempre. Fue un partido de picos, en el que tuvo un tremendo mérito el Valencia al sostenerse siempre y ponerle picante. Vendió cara su rendición. Se despide con orgullo porque peleó lo que pudo y más. Como exige la Copa. Aquí no viene cualquiera.

El catálogo del Barça vale para todo. Al principio, Doellman tiró del carro. Le cogió el relevo Abrines. Chispazos que revientan cerrojos. Navarro lejos de sus mejores días, Oleson cuando le vino en gana...Era el favorito y nunca se quitó el envoltorio, administrando siempre la situación y sin permitir que la eliminatoria se moviera al toque de corneta de Sato y compañía.

Las opciones para prosperar del Valencia pasaban por rozar la perfección en las dos pinturas. Porque, por fallón que estuviera, el Barça siempre vuelve. Pero la intensidad que alimentó desde la banda Carles Durán nunca desactivó al oponente, que mandó en todos los cuartos salvo el 23-23 del último tramo ya testimonial, con todo razonablemente encaminado.

La Copa no permite dosificar, no tolera un salto sin red. Pero en el Barça dio la impresión durante mucho rato que la faena de ayer pasaba por cumplir sin mayores estridencias. Así fue. Entre Hezonja (13) Tomic (14), Doellman (16) y Abrines (16) se encargaron de tramitar el pase. El resto, en barbecho, que lo que viene no es cuestión menor. Desde el inicio un cuerpo por delante, el grupo de Xavi Pascual puso un ralentí para desgaste del ponente. No terminó el Valencia de sacudirse el trote culé. Siempre a tiro de igualar números, al descanso el panorama traía un 44-38, la impresión, y la certeza, era que el Barça decidiría de qué manera y en qué momento rompía el encuentro. Tuvo estirones casi definitivos, como el que colocó Hezonja con un triple que marcaba jerarquía (74-64). Dubljevic, esforzadísimo, no bastaba para un Valencia sin capacidad coral de respuesta y en el que se echaron de menos otras alternativas al gigante de Montenegro. Era un uno contra todos, letal cuando se negocian estos duelos frente al Barcelona.

Que hasta el último minuto se mantuviera viva la eliminatoria fue algo más postizo que real. Incluso por negligencia del Barça, tibio toda la tarde y sin el instinto de otras veces para ahorrarse mayores películas. El enfado de Pascual le llevó a solicitar tiempo muerto ya con la clasificación asegurada. Él sabrá la moraleja. El baloncesto es grande, dio la oportunidad para que todo se calentara al límite. La tuvo el Valencia por su empeño, pero la dejó ir. El Barcelona sigue adelante con su escaparate de estrellas sin desgastar. Anoche le bastó para lo que quería. Así, con naturalidad y al ralentí.

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