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El año dorado de Samuel Carmona

El año dorado de Samuel Carmona

Jueves, 1 de enero 1970

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El boxeo grancanario no había tenido un representante olímpico desde los Juegos de México, en 1968, hasta que Samuel Carmona se plantó el pasado mes de agosto en Río. Rompía, de esta manera, 48 años larguísimos de orfandad de la cantera provincial en el mejor escaparate posible.

Si la clasificación de Carmona ya fue un hito, sus evoluciones en el ring también dieron que hablar, y para bien, en Brasil. Se quedó a las puertas de la medalla, pero se vino con un diploma olímpico y un sueño cumplido. «Miro para atrás y todavía no me termino de creer lo increíble que fue aquella experiencia. Puede debutar en unos Juegos con victoria, lo que hice tuvo una repercusión y enorme y, aunque al final me faltó un poco de suerte, me siento muy feliz de haber ayudado al boxeo español y canario», evoca. Con todo, no quiere quedarse ahí. El nervio competitivo que lleva dentro le empuja, con 20 años, a seguir aspirando a lo máximo. «Cierro un año fantástico, insuperable, que me ha marcado mi vida. Participé en dos Mundiales, dos Europeos y unos Juegos. Valoro y saboreo lo que dejo atrás. Pero esto no queda así. Ya sueño con Tokio 2020. Quiero estar en otros Juegos y, de hecho, he renunciado al profesionalismo para tener esa puerta abierta», destaca.

En el 2017 que está a punto de comenzar ya tiene marcado un calendario de altísima exigencia. «Acabo de ser fichado por la franquicia de Francia para la World Series que arranca en Marruecos el próximo 10 de febrero y tengo muy presentes los compromisos con España. Voy a por todo. Mis sensaciones físicas son muy buenas, pues no he parado de realizar ejercicios de entrenamientos, y el 8 de enero regreso a Madrid para concentrarme totalmente en lo que viene», subraya ilusionado.

Carmona es consciente de que la afición y la crítica esperan lo mejor de él después de la trayectoria que le ha revalorizado. Asume la presión de buen agrado y hasta la considera «normal»  en la escala en la que ya se está moviendo. «Cuando subo al ring todos tienen presente que ya estuve en Río, que he podido lograr cosas importantes y, habitualmente, me considerarán favorito. Yo me tomo eso como un aliciente más. Tengo un gran margen de mejora, pues soy muy joven, y cada día aprendo y perfecciono todo lo que puedo. Tengo muy presente que vengo de abajo y que mi sueño de ser campeón mundial va a requerir de esfuerzo y sacrificio», agrega.

Tal es su confianza en las posibilidades propias que lo único que le pide al nuevo año es «salud y que respeten las lesiones». Porque, razona, «lo demás vendrá solo». Así respira Samuel Carmona, flamante olímpico. 

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