El anfitrión se pone el traje de gala
El municipio de Teror ya está preparado para recibir a las cientos de miles de personas que llegarán este mes durante las Fiestas del Pino. Las cuadrillas del Ayuntamiento han embellecido el casco de la ciudad y los comerciantes tienen los almacenes llenos para atender a los feligreses.
Serán semanas frenéticas para los vecinos y comerciantes de la Villa Mariana de Teror y para ello, el Ayuntamiento ha trabajado a contrarreloj durante estas últimas semanas embelleciendo el casco de la ciudad y los accesos que congregarán a millares de feligreses durante las fiestas. Entre las acciones más importantes que han llevado a cabo las cuadrillas municipales están las del pintado de la basílica en su fachada exterior, han colocado los escudos de madera de todos los municipios de la Isla a lo largo de la calle Real, también han pintado y arreglado las paredes de los edificios municipales y muros, se ha procedido a la limpieza de algunas zonas de carreteras y caminos municipales, la colocación de luces y banderillas y, como acción de emergencia, procedieron a la limpieza de pinocha y hierbas en el parque de Sintes debido a la alerta por incendio forestal que ha habido en la Isla en las últimas fechas. Por otra parte, ya la Virgen del Pino está preparada para ser bajada a su trono y para ello su camarera la ha vestido con el manto blanco o también llamado de las rosas, que vistió por última vez en el año 2013. En lo que respecta a los comerciantes que cada año están en Teror por las fiestas, los hay veteranos y noveles. Entre los debutantes se encuentran Tamara Eugenio, de la cafetería y churrería de Cine y Laura Quintana y Nidia Vera, de la boutique Meridiano 101. Ellas afrontan su primer año de fiestas y lo hacen con mucha ilusión y respetuosas con todo lo que se les viene encima: «Esperamos trabajar mucho y que la gente se quede satisfecha con nuestra oferta», decía Laura. Por otra parte están veteranas como Rita y Esther Santana, que llevan con el puesto de venta de motivos religiosos en la puerta de la basílica desde hace muchos años y que ansían que «venga mucha gente y nos ayuden a pasar esta época de crisis de la mejor manera posible», dijo.
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