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El Alma de Tacande sí vagó

El Alma de Tacande sí vagó

Jueves, 1 de enero 1970

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La misteriosa leyenda de Tacande tiene personajes reales. La investigadora María Victoria Hernández ha demostrado documentalmente que los protagonistas de los extraños sucesos que acaecieron en un caserío de El Paso (La Palma) en 1628 existieron.

Cuenta la leyenda de El alma de Tacande que lo ocurrido el 30 de enero de 1628 en una vivienda rural de El Paso es «un hecho que al orbe pasma». En esa fecha, una mujer regresó del más allá y protagonizó una serie de fenómenos extraños que se prolongaron durante 87 días. A lo largo de ese tiempo, los moradores de la casa escucharon, cuando caía la noche, una voz femenina arrullando a un niño que lloraba, dulces cantos y sonidos de castañuelas. También comprobaron cómo la cuna en la que dormía el pequeño de la vivienda se mecía sola.

Después de 87 angustiosas noches, el ente invisible habló y dijo que era Ana González, una mujer de la familia que había muerto en 1625 en el parto de su hijo Salvador, criatura que sí logró sobrevivir. Estos inexplicables acontecimientos dieron cuerpo en La Palma a la leyenda El alma de Tacande, que ahora, casi 400 años después, con los hallazgos documentales, se convierte en historia.

Investigación

María Victoria Hernández, abogada, investigadora y cronista oficial de Los Llanos de Aridane, ha logrado documentar a los personajes de una de las leyendas palmeras más famosas. La semana pasada localizó en el Archivo Lorenzo Mendoza un índice bautismal en el que estaba incluido el pequeño Salvador, hijo, según el documento, de Ana González y Juan Pérez. El niño fue bautizado el 12 de septiembre de 1625. En la iglesia de Los Remedios, Hernández encontró el asiento original del documento bautismal de Salvador y la partida de matrimonio de su madre, que se casó el 14 de septiembre de 1611 con Juan Pérez.

"Siempre he creído que algo extraño ocurrió"

El alma de Ana González, según la tradición popular, estuvo vagando por la casa de Tacande durante 87 días, hasta que por fin descargó y pidió a sus familiares que cuidaran de su hijo Salvador y que cumplieran las promesas que había dejado pendientes. Ana falleció en 1625 y su alma en pena se presentó tres años después de su muerte.

María Victoria Hernández ha descubierto que Ana, además de Salvador, tuvo otros hijos bautizados con los nombres de Juan, Luis, María y Beatriz. Y por primera vez se tiene constancia de que contrajo matrimonio. «Llegué pensar que era madre soltera, porque en la leyenda no se cita nunca al marido», señaló ayer en la presentación pública de los documentos. El suceso de Tacande trascendió las fronteras insulares. «El sobrino de Ana, Andrés, fue trasladado a Las Palmas de Gran Canaria para ser interrogado por el obispo Cámara y Murga, y en el famoso sínodo de 1629, se pidió a todos los sacerdotes de Canarias que dieran misas por el descanso del alma de Tacande», explicó. «Siempre he creído que algo extraño pasó en la casa», sostiene la investigadora palmera. Los documentos hallados, dijo, no matarán la leyenda, muy al contrario, «seguirá corriendo y más gente querrá conocerla». Ayer adelantó que sigue investigando sobre la familia de Ana González y que escribirá un libro sobre la estremecedora historia.

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