Dos cráneos acercan La Fortaleza a santuarios marroquíes y Humiaga

MARÍA JOSÉ PALLARÉS

Dos cráneos hallados hace 120 años en la cima del yacimiento de La Fortaleza serán datados. Si tienen una cronología antigua se confirmaría en un alto porcentaje que el santuario es similar a los del Atlas norte marroquí y acercaría más la teoría de que La Fortaleza podría ser parte de Humiaga, el templo perdido de los antiguos grancanarios. Las excavaciones en el yacimiento arqueológico prehispánico de La Fortaleza, en la zona alta del municipio de Santa Lucía de Tirajana no dejan de sorprender y aportar nuevos hallazgos, ahora en el poblado, que van perfilando la historia de los antiguos pobladores. Si algo causa también expectación son los resultados sobre la datación de los dos cráneos recuperados en la zona hace 120 años vinculados a posibles personalidades de relevancia que conservaba El Museo Canario. Una vez constatado que estos restos humanos se recuperaron en la cima de La Fortaleza se quiere averiguar también si tienen una cronología antigua. De ser así, «habría un 80% de probabilidades de que el santuario tiene un funcionamiento similar a los del norte de Marruecos, en el Atlas, y tendría más peso la teoría de que el yacimiento podría formar parte de Humiaga, el templo nunca ubicado de los antiguos grancanarios», explica el arqueólogo codirector de la empresa encargada de las excavaciones Tibicena, Marco A. Moreno. Todos los resultados de estos trabajos así como los nuevos hallazgos los comparte hoy Moreno en el Coloquio de Historia Canario-Americana que organiza el Cabildo hoy, en la Casa de Colón, a las 11.00. Moreno explicará que con las nuevos hallazgos queda descartado el aspecto doméstico que en principio se le atribuía a la parte alta del yacimiento, y se confirma que se asocia al universo religioso y mágico, donde cobran un papel fundamental en el ritual el fuego y los animales, igual que en los santuarios del norte marroquí. «Hacían un gran encuentro una vez en la cima, un ritual donde tenían papel relevante los animales y el fuego». Relata Moreno que «hasta las piedras están quemadas y hay abundantes restos de cenizas, que podrían ser fruto de múltiples hogueras en el tiempo, repetidas en muchas ocasiones, como para celebrar un gran ritual». El arqueólogo vincula también el poblado de la parte inferior al mismo universo religioso y especula con que puede tratarse de un templo al completo con su poblado.