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Desprecio a lo nuestro

Jueves, 1 de enero 1970

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Soy de esos que adoran su tierra, las Islas Canarias, aunque no tenga en mi casa una bandera con siete estrellas verdes ni una pintadera colgada en el cuello. Siempre he defendido nuestra identidad, sus costumbres y tradiciones, y por eso me sigue resultando absolutamente indignante que los dirigentes, esos que presumen de Archipiélago, sigan despreciando algo tan importante como es el folclore y su raíz.

Esta semana vamos a tener el gran privilegio de contar en Las Palmas de Gran Canaria con dos excelentes producciones de músicos nacidos y formados en Canarias. Por un lado, Timples y otras pequeñas guitarras del mundo se presenta en en el Auditorio Alfredo Kraus con un elenco de jóvenes timplistas formado por Althay Páez (Fuerteventura), Beselch Rodríguez (Tenerife) y los grancanarios Yone Rodríguez y Germán López; mientras que en el teatro Guiniguada, el grupo Alegransa Carlos Oramas, Víctor Batista, Domingo Rodríguez El Colorao, Esther Ovejero, Marta Viera, Carlos Meneses y Jonathan Rodríguez da rienda suelta a su creatividad con la propuesta Cuerdas en el Aire.

Y es que no hace falta ir muy lejos para disfrutar de músicos con letras mayúsculas que siguen defendiendo y adornando las isas, folías, seguidillas y malagueñas que cantaron nuestros bisabuelos a los abuelos y estos últimos a nuestros padres.

Pues en estos días he estado hablando con varios de los protagonistas de ambos conciertos sobre un hecho que considero vergonzoso. Pasan los años y aún ninguna de las cabezas pensantes que ocupan puestos de relevancia en los órganos de gobierno de las Islas se han preocupado porque el instrumento más canario, el timple, tenga por fin un hueco en nuestros conservatorios, que es lo mínimo que merece. No se trata sólo de enseñar a tocar el camellito sonoro. Hablo de algo más, aprovechar el auge de músicos canarios amantes de este cordófono y que, a título particular, están trabajando para que no se pierda la esencia de nuestra música.

Hombres grandes de la calidad de Totoyo Millares, Domingo el Colorao, Benito Cabrera, Germán López y muchos más que hay que aprovechar para que rescaten, escriban en partituras nuestros temas y pongan en marcha un proyecto en el que se refleje en partituras la esencia de la música canaria. Todo ello bajo el amparo de un organismo oficial que haga justicia y otorgue oficialidad a unos estudios, los de timple, que merecen un sitio de privilegio.

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