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David Castellano:"El espectador tiene un papel activo en el Festival"

Lunes, 18 de julio 2016, 12:02

El director del 21º Festival internacional de folclore de ingenio considera tan importante el clima de «solidaridad y confraternización» intercultural que se genera en esta cita como las propias actuaciones de los grupos locales, nacionales e internacionales.

¿Qué se han perdido hasta ahora y se perderán este año las personas que aún no han pisado el festival internacional de folclore de Ingenio? Se han perdido cómo un espacio territorial como Ingenio se convierte en un lugar multicultural. La hospitalidad y la generosidad creo que se puede extrapolar a cada uno de los canarios. Pero más allá de eso, el municipio se transforma en un lugar para la solidaridad, la confraternización... No es una quimera. Se vive. Se interactúa con otras personas. Los medios técnicos cada vez nos deshumanizan más. Pero en eventos como éstos, se genera una necesidad de compartir y departir. Nacen relaciones que sobreviven al paso del tiempo. A ese ambiente de confraternización y solidaridad, se le unen la música, la danza, las actividades paralelas, el campus... Lo más importante es que no se trata de actuaciones de escenario, donde el público acude y se sienta en el patio de butacas. El espectador es protagonista, tiene un papel activo. Forma parte de todo el espectáculo. Por ejemplo, en las comidas interculturales los que acudan pueden participar en la elaboración de los platos que realizan las delegaciones invitadas. Esa misma noche, toda la familia puede bailar con las formaciones extranjeras y locales. Se vuelve a casa con unas sensaciones estupendas, fruto de un ambiente sano. Además, al conocer de forma directa las costumbres de otros pueblos, se comienza a valorar mucho más las propias. No solo las bonanzas climatológicas. Para los habituales del Festival, ¿qué novedades se encontrarán este año? ¿Qué destacaría? Hemos arrancado con el campus, que cada año presenta nuevos temas a tratar y debatir. Este año creo que tenemos un cartel de lujo. El termómetro que yo valoro es lo que me dicen las personas en el cara a cara. Acudo a las que sé que son sinceras y no me van a decir lo que yo quiera escuchar. Por eso, cada grupo de trabajo cuenta con una libreta en la que se anotan las incidencias que se detecten para mejorar en la siguiente edición. En cuanto a los grupos que nos visitan, el objetivo principal es que no repitan. Este año contamos con países que nunca han estado en el festival y cuyo folclore no conocemos. ¿Cuáles son? Marruecos. Nos ha costado mucho que vengan. Por primera vez, la Embajada española en Marruecos ha dado unas muestras de profesionalidad extraordinaria. Entendemos las causas socio-políticas actuales, pero existen otras vías para canalizar las actuaciones. Ya cuentan los integran de este grupo marroquí con sus pertinentes visados. También contamos este año con la presencia de un grupo de Estados Unidos. En honor a la verdad, la organización siempre ha tenido en el horizonte traer un grupo de indios americanos. Pero cuando se les contacta para viajar como etnia o pueblo, se niegan a pedir el permiso pertinente a sus respectivas embajadas. A nivel particular e individual, funcionan de otra manera. Este año hemos logrado traer un grupo, formado por profesores, que lucha por mantener sus tradiciones. Unas tradiciones que, curiosamente, tienen casi la misma antigüedad que el municipio de Ingenio. De Montenegro nos viene un grupo representativo de un folclore muy variado. Tiene reminiscencia de la antigua escuela de Serbia. Con los que estamos teniendo más problemas todavía es con el grupo de Benín. Salieron para Montreal y ahora Canadá está poniendo trabas para su llegada a España. Lo que quieren es que regresen a Francia. ¿La burocracia es un problema cada año? Siempre. A eso se suma la insularidad. No solo a nivel crematístico. Genera un desgaste emocional importante. Lo superamos todo porque lo que nos mueve es algo pasional. Comentaba antes que el público es protagonista del Festival, pero tengo entendido que la propia población del municipio es el principal valor de esta iniciativa... El festival nació en el año 96 de la mano de Coros y Danza. Costó bastante convencer a las fuerzas políticas y a las amistades que a uno lo rodean de que el proyecto era viable. Las cosas son como son. La oferta alojativa en el municipio era cero. El despliegue es enorme. Llegan más de 300 personas procedentes de otros países. Habilitamos los colegios de la mejor forma que podemos para que se alojen, incluso con televisores que nos prestan los vecinos. Con el tiempo se ha arraigado la propuesta. Contamos con importantes mecenas, como el Ayuntamiento, el Cabildo y el Gobierno de Canarias, además del calado empresarial. Después están los voluntarios. Los considero vitales, no solo por su trabajo, que también, sino por lo que se genera con ellos. Son personas que, en vez de irse a la playa o de viaje, le dedican todo el día al festival. Nos reunimos a las ocho de la mañana para planificar la jornada y la última reunión es sobre la medianoche. ¿De cuántos voluntarios me habla? Unos doscientos. No se trata solo de las actuaciones. Está la lavandería, el alojamiento, el comedor, los viajes externos e internos, los pasacalles, los traductores...Este año nos hemos encontrado con una sorpresa. Un grupo de unas 50 personas de una universidad francesa, que se vienen para participar como voluntarios en la organización. Ellos se lo pagan todo. Solo les facilitamos el alojamiento. Pero más allá de esto, lo que nos ha ayudado a mantener viva la ilusión es la forma en la que el pueblo vive el Festival. Acogen a los que vienen, incluso sin entenderlos. Desde un principio, veíamos cómo se encontraban paseando por el pueblo a miembros de los grupos extranjeros, los paraban y los invitaban a casa a tomarse un buchito de café. Les llevan queques para que desayunen... Recuerdo una anécdota. Personas mayores del pueblo hacían café por la mañana y se lo llevaban a los colegios donde se alojaban los grupos africanos. Les explicamos que ellos acostumbran a tomar té. Al día siguiente, se plantaban allí con termos con té, que no sabíamos ni de dónde lo habían sacado [risas]. Son capaces de entablar conversaciones, aunque no hablen el mismo idioma. Habla de una parte de la vida de este festival... Sin duda. Es parte de su esencia. Para que te hagas una idea. Muchos de los directores de los grupos que ya han venido son capaces de formar otro nuevo para poder repetir. Por eso hacemos una criba muy minuciosa en busca de grupos que nos ofrezca un folclore verdaderamente autóctono y de referencia en su país. Son grupos de una gran calidad, fundamentalmente porque hacen de esas tradiciones una parte esencial de sus vidas. Tienen sus respectivos trabajos, pero esto es lo que alimenta su pasión. ¿El Festival ha pasado de intentar convencer a los grupos para que vengan a seleccionar los que quiere que vengan? Tenemos un grave problema. Recibimos más de 90 correos diarios en el email del Festival. Buena parte de los mismos proceden de grupos que quieren venir. ¡Me encantaría contar con 20 grupos! Pero eso es una locura. Tenemos que seleccionar. El circuito nacional es muy atractivo. Los grupos transitan por los núcleos neurálgicos del país y finalizan en Canarias. Y después no se quieren ir [risas]. Por suerte nunca hemos tenido ese problema. Además, los que vienen tienen que tener muy claro que se les va a tratar muy bien. Pero ellos también deben devolvernos todo a través de un trabajo riguroso y un respeto máximo. En las actuaciones y en el día a día. En el comedor, donde se alojan, en las calles del pueblo, en las excursiones que les ofrecemos... A la inversa, imagino que sucede lo mismo. Me refiero a los voluntarios y al equipo de la organización del Festival. Por supuesto. Les damos la oportunidad de descubrir cómo funciona esto, pero deben ser profesionales y trabajar siempre con un máximo respeto hacia el Festival. El Festival es un sentimiento. Esto no consiste en estar dentro para hacer amistades con los que vienen de fuera. Con vistas al futuro, ¿qué retos tiene en mente la organización? Hemos pensado en darle una orientación distinta al campus. Que sea más un campus de verano. Estoy gratamente sorprendido por todos los estudiantes que asisten. Los que aún están en exámenes, imagínate como están. Y los que ya han acabado, lo que quieren es desconectar y marcharse. Por eso estudiaremos si eso lo fortalece o no. Desde luego, lo que funciona, no lo vamos a cambiar. Seguiremos potenciando la comunicación nacional e internacional. Las televisiones este año volverán a emitir la clausura a nivel internacional. Nosotros también lo haremos por internet, con las redes sociales. Somos unos grandes defensores de las tradiciones, pero como Festival nos adaptamos al presente.

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