Congresos y ferias en crisis

Siempre he sido de la opinión de que hay que levantar la cabeza del teclado de vez en cuando para enriquecerte profesional y personalmente. En este sentido, un técnico debería complementarse con la experiencia de los demás. Asistir a conferencias, charlas, talleres, sesiones de networking y ferias, solo puede enriquecer al profesional.

Pero el problema viene cuando los eventos a los que asistimos pierden calidad. Y no porque el evento en sí sea malo, sino porque cada vez asiste menos gente. Si no hay profesionales con los que debatir, poco vamos a poder enriquecernos.

Así, poco a poco nos vamos quedando sin eventos de referencia en el mundo tecnológico, vean cómo acabo el famoso SIMO. Los organizadores siguen agarrándose a un clavo ardiendo, pero la gente no va. Los motivos son variados, pero en general, el evento tiene que ofrecer algo muy extraordinario para que los posibles congresistas se desplacen.

Si tenemos en cuenta que los eventos se retransmiten en directo vía streaming a través de Internet, los dudosos o los que no puedan permitirse el gasto ya tienen cómo seguir los contenidos. La crisis ha hecho mella también en los congresos, que cada vez tienen menos financiación, por lo que ofrecen contenidos menos espectaculares.

Por otro lado, la proliferación de eventos más pequeños y locales que fomentan el networking, hace que estos grandes eventos queden cada vez más desiertos y sin sentido. En cualquier caso, mi faceta groupie, esa que tengo escondida, no puede por más que alegrarse de haber tenido a Tim O'Reilly a menos de 5 metros de distancia.

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