Con trabajo pero pobres
Marta Ramos
Viernes, 27 de mayo 2016, 01:00
El perfil de personas que tienen un empleo y que, aún siendo asalariados, se encuentran en situación de pobreza se asienta en Canarias. Una tendencia al alza de la que alertó este jueves el director de Cáritas Diocesana de Canarias, Gonzalo Marrero, durante la presentación de la memoria anual de 2015, que recoge datos de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura.
Más trabajo, pero precario, con medias jornadas, a tiempo parcial o con salarios que se equiparan al umbral de la pobreza y que no permiten tener acceso a una vivienda digna, a pagar facturas ni alimentos. La confluencia de estos elementos es una tendencia ya establecida en el Archipiélago. Así lo corrobora la memoria anual de Cáritas Diocesana de Canarias, que constata que cerca de un millar de personas de la provincia de Las Palmas tienen trabajo pero están en situación de pobreza o exclusión social, una circunstancia por la que se ven obligados a pedir ayuda a la institución. «Se trata de una categoría nueva que ha llegado y que ha causado impacto», señaló Gonzalo Marrero quien criticó que Canarias sea «la comunidad autónoma con mayor número de contratos de menos de una semana».
Las cifras expuestas por el director de la institución caritativa ponen de manifiesto que la sociedad canaria se encuentra lejos de percibir la salida de la crisis económica, y es que «todos los informes arrojan que la tasa de pobreza se sitúa en torno al 30% de la población», apuntó Marrero, quien recordó que en estos momentos en las Islas «hay 280.000 personas en situación de desempleo».
A lo largo de 2015, Cáritas prestó ayuda en las dos provincias a 54.750 personas. En concreto, los voluntarios de las 125 parroquias que integran Cáritas Diocesana de Canarias, que actúa en la provincia de Las Palmas, atendieron directamente a un total de 11.498 personas de manera directa y a 35.644 personas de manera indirecta. Pese a que el número de beneficiarios se ha reducido un 15% con respecto a 2014, «10.000 canarios se encuentran en una situación permanente de exclusión», expuso Marrero. «Se trata de una cifra preocupante porque se mantiene la situación de pobreza y la vulneración de derechos», añadió.
El 80% pide comida
El máximo mandatario de la ONG destacó que el 80% de los beneficiarios está en situación de desempleo, más de la mitad no tiene ningún recurso y tres de cada diez personas que piden ayuda reciben prestaciones sociales. «Más del 50% son personas que necesitan ser acogidas, escuchadas y acompañadas. Y destacan, sobre todo, personas que viven solas o que son invisibles porque no salen de sus casas, un porcentaje que ha aumentado», expuso Marrero, que añadió que ocho de cada diez son beneficiarios de comida.
El director de Cáritas Diocesana de Canarias hizo hincapié en el aumento de usuarios que buscan orientación laboral y que demandan empleo, entre las que destaca la presencia de 350 personas con título universitario, otra de las categorías nuevas dentro de los beneficiarios de ayudas. También destacó que «la pobreza afecta más a las personas con niveles más bajos de formación, ya que más de la mitad de los beneficiarios sólo tiene educación primaria».
Con estas cifras sobre la mesa, expresó la preocupación de Cáritas ante la normalización y cronificación de la pobreza. «Nos preocupa que normalicemos situaciones como que una persona titulada tenga que pedir ayuda a Cáritas», dijo Marrero, que quiso aprovechar la presentación de la memoria, en la que estuvo acompañado por el obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, para pedir la colaboración ciudadana.