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Como lágrimas en la lluvia

Como lágrimas en la lluvia

Jueves, 1 de enero 1970

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Se cumplió el pronóstico; fue un día lluvioso en Eibar, nada anormal, y a Las Palmas se le agripó el motor una vez más en una salida que requería inteligencia emocional, una mejor comprensión del entorno. La Unión Deportiva es adicta a tormento, necesita el drama y las urgencias.

La de Ipurúa es una de esas derrotas que, además de mal cuerpo, deja secuelas. El Eibar se impuso por tenacidad y conocimiento. Las Palmas duró un ratito en el feudo de un rival que se distancia en la clasificación y se asegura el average particular. Un hecho que, según expresa la clasificación, es una trastada considerable.

Un gol discutible el de Yuri puede proporcionar coartada a un equipo que no lo merece y que encadena su segunda derrota consecutiva, casualmente ambas contra rivales vascos. De toda la vida, en Ipurúa se juega con el esmoquin colgado de la percha y con el uniforme de alcantarillado. Fundamentalmente cuando la guía se desnorta en lo que el imaginario del relato deportivo describe como los tres cuartos de cancha. Un dato, en día en el que hacía falta desenmascarar el gen agresivo que se lleva dentro, la Unión Deportiva solo cometió cuatro faltas yendo a una velocidad inferior.

En su enésimo agravio con Chrisantus, Sergio Lobera decidió que Héctor Figueroa fuera el puntero de la ofensiva. Además, Ángel López lamentaba problemas en la espalda y eso propiciaba que el casi excomulgado Galán fuera titular en el lateral derecho.

Las Palmas quiso nominarse como el dominador del partido. No lo consiguió de pleno, pero sí que fue capaz de gestar varios acercamientos a la portería de Irureta desde la asociación colectiva. Héctor, siempre móvil, reposaba de espaldas al arco las llegadas del representativo. Alguna peligrosa, como un flojo disparo de Valerón.

El Eibar no respetó su patrón tradicional, ese que le asocia a las ideas más elementales del balompié. Iniciando cada jugada desde los centrales, pero con el balón a ras del suelo, comunicándose con Jota Peleteiro, infiltrado entre los centrales y los mediocentros de la Unión Deportiva como una presencia inquietante. El partido era de futbolín; las reducidas dimensiones de Ipurúa permitían un desenlace rápido, de área a área en un suspiro. Los dos equipos intimidando a su oponente pero sin mirar de frente a las porterías.

Llegó un momento, agotada la primera mitad de la primera parte, en la que el Eibar decidió hacer correr la pelota y detrás de ella a la Unión Deportiva. El equipo de Garitano concatenó hasta tres ocasiones, la de mayor relieve un disparo de Mainz desde la frontal del área que impactó en el palo izquierdo de la portería de Mariano Barbosa cuando el guardameta ya tenía la mirada pasiva de los rendidos.

El Eibar había avanzado sus intenciones y Las Palmas no atendió al recado. El gol llegó, aunque la discusión sobre su legalidad puede ser interminable ante la dificultad de clarificar si el balón traspasó totalmente la línea de meta. Vino en un córner, en el que la Unión Deportiva se echó a dormir mientras Yuri recibía franco para el disparo en la frontal del área. El golpeo lo levantó Apoño al cruzarse en su camino y fue directo contra la base del larguero. Piñeiro Crespo miró a su asistente y certificó el que vino a ser el gol 1.000 del Eibar en Segunda y un palo muy grueso para Las Palmas. Que apenas lo protestó.

Tras el gol, polémico o no, el Eibar se arremangó como el que afronta una epopeya y la Unión Deportiva veía la meta rival en la lontananza. Mucho más intenso, el grupo local se vino arriba ante un rival desquiciado e infame. Los azulgrana, como el cazador ante la presa, olieron el miedo y se prolongaron ante Barbosa con la mirada de un caníbal. La mejor noticia para los de Lobera fue la llegada del descanso para interrumpir tanto sufrimiento. El regreso de vestuarios no alteró ni la nominación ni la distribución de los futbolistas que tenían que remar con el viento en contra. Solo habían pasado tres minutos cuando Barbosa tuvo que ofrecer la redentora parada de cada jornada, una mano abajo prodigiosa ante el golpeo cruzado de Mainz, que a la carrera había hecho visibles todas las taras de David García.

Las Palmas siempre quiere partir desde Apoño y este siempre quiere partir desde la línea de centrales. Valerón, el efectivo más próximo, está anclado mucho más lejos, con lo que las transiciones se hacen kilométricas. Lobera quiso remendarlo con la inclusión de Aranda por Vicente y la redefinición del modelo, con Valerón mucho más próximo a Apoño. Con ese formato hubo más conducción y coherencia. Pero cada llegada del Eibar era una pesadilla, y cada aproximación de la Unión Deportiva era un centro tímido a las manos de Xabi Irureta. Asdrúbal llegó al campo al final del partido y añadió nervio a una Unión Deportiva que le sobró circular por la periferia y le faltó instinto y apetito.

Ficha técnica:

1. SD Eibar: Xabi Iruretagoiena; Bóveda, Albentosa, Raúl Navas, Yuri; Errasti, Dani García; Jota Peleteiro, Arruabarrena, Morales (Alain Eizmendi, m. 84); y Mainz (Diego Jiménez, m. 69).

0 - UD Las Palmas: Barbosa; Galán, David García, Deivid, Dani Castellano; Apoño, Vicente Gómez (Carlos Aranda, m. 57); Nauzet Alemán, Valerón (Chrisantus, m. 79), Masoud; y Héctor Figueroa (Asdrúbal, m. 73).

Gol: 1-0. Min. 30: Yuri.

Arbitro:José Ramón Piñeiro Crespo (Comité asturiano). Amonestó a los locales Diego Diménez, Dani Garcia y Yuri; y a los visitantes Galán, Nauzet Alemán y Apoño.

Incidencias: 2.340 espectadores acudieron a Ipurúa a presenciar el partido de la jornada 24 de Segunda en una tarde lluviosa, con 7 grados de temperatura. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Luis Aragonés. Debutaron Mainz en el Eibar y Héctor Figueroa en la UD Palmas.

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