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Chapuzón presidencial en el Golfo de México

Chapuzón presidencial en el Golfo de México

EFE

Jueves, 1 de enero 1970

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El presidente estadounidense, Barack Obama, ha predicado con el ejemplo y se dio el esperado baño en las aguas de las costas del Golfo de México para demostrar que no están contaminadas y que las playas están listas para recibir turistas. El presidente viajó junto con su esposa Michelle y su hija menor Sasha, a la localidad de Panama City (Florida) para pasar el fin de semana y promocionar el turismo local. Obama se baño con su hija en la playa del hotel donde se alojan y, para que no haya dudas, la Casa Blanca colgó en la plataforma de internet "flickr" la fotografía. La duda de si lo haría o no estaba en boca de la prensa desde que se anunció que pasaría el fin de semana en el estado de Florida. Se especulaba que el baño podría producirse el domingo, ya que el sábado el presidente tenía programado reunirse con empresarios locales para conocer de cerca la realidad del vertido. Sin embargo, a las pocas horas de llegar a Panama City y después de dirigirse a los estadounidenses en un discurso en el que aseguró que las playas de la costa del Golfo "están limpias, son seguras y están totalmente abiertas al público", se despejó la incógnita. Obama dejó sin argumentos a los escépticos que desconfían que las costas del Golfo de México sean seguras y estén limpias después de los millones de litros de crudo que han sido vertidos al mar tras el accidente de una plataforma petrolera de la compañía británica BP. El chapuzón se produjo en la bahía de Saint Andrew, en aguas del Alligator Point, cerca del restaurante donde almorzaron (unos tacos de pescado, unos palitos de pollo rebozado, una hamburguesa y aguacate, todo para compartir entre los tres). Los Obama también llevaron a Sasha a un mini-golf para divertirse practicando uno de los deportes favoritos del presidente. En este viaje no les ha acompañado su hija mayor, Malia, que está disfrutando de un campamento de verano. Sin embargo, para sorpresa de los periodistas que viajan con el presidente, quien sí no se perdió el viaje fue la mascota presidencial, el perro de aguas portugués que les regaló a las niñas el senador Edward Kennedy.

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