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Canadá se mofa de un policía estadounidense que quiere hacer turismo armado

EFE

Jueves, 1 de enero 1970

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Los canadienses disfrutan estos días de lo lindo a costa de Walt Wawra, un policía estadounidense que se ha quejado públicamente del peligro que pasó mientras hacía turismo en Canadá por no poder llevar consigo su pistola.

El martes, Wawra, que se describió como un veterano policía con 20 años de experiencia de la localidad estadounidense de Kalamazoo, relató en una carta al periódico canadiense "Calgary Herald" la "peligrosa" experiencia que él y su esposa experimentaron mientras visitaban la ciudad de Calgary.

Según Wawra, mientras caminaban por un parque se cruzaron con dos jóvenes que les preguntaron "de forma agresiva" si "habían visitado la Estampida", un festival que durante 10 días celebra en Calgary la cultura del Oeste norteamericano y del que la ciudad canadiense está especialmente orgullosa.

El matrimonio estadounidense, que obviamente no está acostumbrado a que extraños entablen conversación en un parque, decidió ignorar a los dos jóvenes.

Pero estos insistieron. "Los dos se acercaron y repitieron: 'Hola, *han ido ya a la Estampida?'" escribió en su carta Wawra, quien afirmó que entonces decidió tomar cartas en el asunto.

"Rápidamente me coloqué entre los dos y mi mujer y les dije: 'Caballeros, no tenemos por qué hablar con ustedes, adiós'. Los jóvenes parecieron desconcertados y los dejamos atrás", añadió.

Según su olfato policial, los dos "no tenían buenas intenciones cuando se acercaron de forma tan agresiva, irrespetuosa y amenazante".

El agente Wawra expresó su alegría porque, "Gracias al Señor Jesucristo, no nos sacaron un arma".

Lo que le pedía el cuerpo era tener su pistola personal a mano especialmente tras lo sucedido "en un cine de Aurora (EEUU)", dijo el policía estadounidense en referencia a lo ocurrido en julio durante la proyección de una película y en donde un hombre mató a disparos a 12 personas.

"*No sería de esperar de un agente uniformado que sacase su arma para interceder en un encuentro a vida o muerte para protegerse a sí mismo o a otros? *Entonces por qué se espera menos de un ciudadano o un visitante a Canadá? Ya sé, porque en Canadá sólo los criminales y la Policía llevan pistolas", terminó escribiendo Wawra.

A la vista de la reacción de numerosas personas en Canadá ante este caso el concepto de lo que constituye un "encuentro a vida o muerte" y sobre cómo actuar en esas circunstancias difiere mucho entre un estadounidense y un canadiense.

Una de las columnistas del "Calgary Herald", Naomi Lakritz, tuvo que dejar claro a los lectores del periódico que Wawra es una persona de carne y hueso y que la carta es totalmente seria.

"El hecho de que tantos lectores hayan escrito, o colocado comentarios en internet, preguntando si era real, deja a las claras las diferencias culturales entre los canadienses y los estadounidenses", opinó Lakritz.

"El estado mental de Wawra es lo que ha producido la obsesión de Estados Unidos por las armas. Qué paranoia y qué triste", continuó.

En pocas horas, Wawra se ha convertido en una sensación en Twitter, con su propio hashtag, #nosehillgentlemen, en referencia al nombre del parque de Calgary donde tuvo lugar el encuentro.

"Alguien me acaba de preguntar si estaba viendo los Juegos Olímpicos. Lo que quería era echar mano a mi pistola", se burlaba en Twitter una usuaria identificada como margs_l.

"Una mujer en el vestíbulo me ha parado para preguntarme si está lloviendo. Cariño, *dónde está mi arma", apostillaba Charles A-M.

Otros canadienses han intentado tranquilizar a Wawra con cifras.

"Un dato divertido. Asesinatos en 2010: Kalamazoo (población 75.000 personas), 14; Calgary (población 1,1 millones) 15", colgó en Twitter Aaron Stayner.

A pesar de todo, Wawra mantuvo su opinión.

"Lo que me preocupó es que dos jóvenes se nos acercaron, nos pararon al colocarse en nuestro camino y nos empezaron a hablar sin que les invitásemos a charlar. Simplemente empezaron a gritar", se justificó Wawra en declaraciones a la televisión canadiense CBC.

La ironía es que los dos jóvenes con los que el matrimonio Wawra se tropezó en el parque eran dos promotores de la Estampida que regalaban entradas al festival a los turistas.

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