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¡Ay, mi Gran Canaria!

Sábado, 1 de abril 2017, 01:00

El pasado domingo en este periódico Mario Romero Mur, presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, manifestaba que las variables económicas evolucionan mejor en Tenerife y que la isla redonda está perdiendo peso y liderazgo a nivel regional. Según él, el modelo de continuidad política que ha habido en el Cabildo tinerfeño le ha dado una ventaja importante a esta isla que, además, ha sido menos castigada por la moratoria que Gran Canaria, que ha visto mermada su competitividad. Paralelamente a estas manifestaciones se ponían en circulación unos datos recabados por el propio Círculo de Empresarios que ratificaban lo manifestado por su presidente.

A partir de ahí, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, anduvo presto para señalar que esta isla sigue siendo el motor de Canarias, a pesar de los maltratos. Y en la guerra de cifras nos quedamos. Guerra que puede resultar interminable en la medida en que sobre muchas de ellas sigue planeando una alarmante opacidad, promovida, así pasen los años, por los que se mueven bien en los claroscuros y se valen de ellos para seguir dinamitando un proyecto archipielágico equilibrado. Resulta revelador que quienes más se jactan y promueven el hecho insular justifiquen no detallar los datos de la recaudación por islas alegando que daría pie a interpretaciones distorsionadas.

En todo caso, siendo obvio que el peso tinerfeño en el Gobierno de Canarias, en la medida del mayor protagonismo de CC en esa isla, es más grande que el grancanario, lo que ha provocado históricos desajustes; sinceramente, con los clamorosos desequilibrios socioeconómicos que arrastra esta tierra, qué más da que una u otra encabece, por unas pocas décimas el ránking macroeconómico.

Antes de distraernos en dígito va, dígito viene, convendría centrarnos en lo prioritario, que por aquí es aliviar la inaceptable tasa de desempleo, la lucha contra la pobreza, la corrección de las alarmantes y crecientes diferencias sociales, la salvaguarda de la sanidad y educación pública y, también, corregir el desafuero del sistema electoral vigente, clamorosamente desproporcional, para lo que tenemos competencias que no hemos activado, en otra clara demostración de irresponsabilidad de cuantos han pasado por el parlamento regional, consentidores de este latifundismo de partidos que se ha venido perpetuando en esta tierra que, 35 años después de haberse dotado de autogobierno, sigue siendo incapaz de enterrar los conflictos territoriales y en la que el pleito, lejos de ser pasajero, es algo recurrente.

Aquí siguen primando los recelos de hegemonía de una isla sobre otra y en vez de actuar para desactivarlos se alimentan; de hecho estamos en periodo de reactivación, en otra clara demostración de como se comportan los que se valen de estos para seguir apostando, en resumidas cuentas, por la política del pastoreo, que, como bien dijo en su día el profesor Rafael Esparza, no es otra que la que tiene como horizonte el ámbito municipal o insular y, en todos los casos, las siglas particulares.

@VicenteLlorca

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