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Australia-Japón, 3-1. Cahill rescata a Australia

Australia-Japón, 3-1. Cahill rescata a Australia

¡Verlo para creerlo! Ni siquiera el hechicero Hiddink pudo imaginarse que Australia saldría victoriosa de su exótico duelo ante Japón cuando, a sólo seis minutos del final, perdía 1-0. Pero emergió la figura de Tim Cahill, que no se entiende muy bien por qué no fue titular, revolucionó el duelo y volteó la situación. El del Everton estuvo genial con sus goles -el primero, de pillo, y el segundo un magnífico disparo desde fuera del área que entró tras golpear en el poste- y Aloisi dio la puntilla a los nipones, igual de inocentes que siempre. Por más que Zico se empeñe en imponerles algo más de picardía, no hay manera de que aprendan el feo pero necesario oficio de perder tiempo o cortar el ritmo al rival. Como diría Luis Aragonés, la calidad técnica no basta si no sabes competir en este viejo deporte repleto de trucos.

Ignacio Tylko / Colpisa

Jueves, 1 de enero 1970

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Australia: Schwarzer, Moore (Kennedy, min. 60), Neill, Culina, Chipperfield, Emerton, Grella, Bresciano (Cahill, min. 52), Wilkshire (Aloisi, min. 74), Kewell y Viduka.

Japón: Kawaguchi, Tsuboi (Moniwa, min. 56, Oguro, min. 91), Miyamoto, Nakazawa, Komano, Nakata, Fukunishi, Alex, Nakamura, Yanagisawa (Ono, min. 78) y Takahara.

Árbitro: Abd El Fatah (Egipto). Mostró amarilla a Miyamoto, Grella, Moore, Moniwa y Aloisi.

Goles

0-1, min. 26: Centro pasado de Nakamura que se traga el portero australiano, obstaculizado por Takahara.

1-1, min. 84: Cahill resuelve un barullo.

2-1, min. 89. Espectacular disparo de Cahill desde fuera del área.

3-1, min. 93: Aloisi, tras una acción individual plena de fuerza.

Incidencias: Primer partido del Grupo F, que incluye a Brasil y Croacia, celebrado en el Fritz-Walter Stadion de Kaiserslautern ante 40.000 espectadores. 38§ de temperatura al comienzo.

En su segundo Mundial después de 32 años, los 'socceroos' firmaron su primer triunfo a este nivel. Y lo hicieron, curiosamente, cuando ya pensaban que seguirían sin ver puerta en una Copa del Mundo. Con el 'sabio Guus' ha cambiado su suerte. Hasta la polémica decisión de sacar a la escena a Cahill en la segunda parte le salió bien al holandés, que alcanzó las semifinales con su país y con Corea del Sur y no descarta hacerlo con los 'aussies'.

Salida precipitada

Australia se veía incapaz de vencer la resistencia de Japón. Lo intentaba de todas las formas, pero siempre encontraba una mano salvadora de Kawaguchi. Pero tanto se envalentonó el portero del Jubilo Iwata que salió de forma precipitada y alocada en un saque de banda, y provocó un barullo del que extrajo petróleo Cahill, uno de los contados futbolistas que han jugado con dos selecciones absolutas (lo hizo con Samoa a los 14 años) y para el que la FIFA inventó una norma que impide cambiar de equipo nacional a quien es convocado a partir de los 21 años.

Con los de Hiddink crecidos y los japoneses asustados, el propio Cahill se erigió en héroe al agarrar una certera y potente rosca desde la media luna del área. Kaiserslautern estalló de júbilo 'socceroo' y el ariete del Alavés, viejo conocido de la Liga española, mostró su garra para ponerle la guinda al partido. Los japoneses miraban atónitos y lamentaban su extrema candidez.

Llega la polémica

Además de Cahill y de Kawaguchi, este extraño duelo tuvo otro gran protagonista, uno de negro que emborronó el partido. El egipcio Abd Elk Fatah estuvo de pena. Primero, se tragó una falta de libro en el área pequeña de Takahara, el delantero del Hamburgo, sobre Schwarzer, el mal portero del Middlesbrough y de la selección 'aussie', que permitió a Nakamura anotar el gol más tonto, hasta ahora, del Mundial.

Un centro de rosca sin aparente peligro del volante del Celtic y el balón que se cuela para desesperación de Schwarzer... y de Hiddink, que saltó indignado en el banquillo. El compatriota de Al Ghandour, que arruinó cualquier esperanza de la España de Camacho en Corea del Sur, compensó al tragarse un penalti de Cahill a Komuna con todavía 1-1 en el luminoso. La polémica llega al Mundial. la mentalidad de Japón no cambia y la flor de Hiddink no se marchita.

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