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Arguineguín, el barrio pesquero de Mogán, se acostumbra a la incesante llegada de inmigrantes

Los vecinos del barrio pesquero de Arguineguín, en el municipio grancanario de Mogán, contemplan durante las últimas semanas con normalidad la incesante llegada de inmigrantes irregulares que desembarcan prácticamente a diario en su puerto.

Marcos Pontes / EFE

Jueves, 1 de enero 1970

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La llegada de subsaharianos o magrebíes a las costas canarias remolcados o a bordo de patrulleras de la Guardia Civil y Salvamento Marítimo se ha convertido en una imagen casi habitual que acompaña al tráfico de embarcaciones pesqueras en la zona.

Tras las primeras pateras y cayucos que llegaron remolcados por los cuerpos de seguridad, los vecinos de la localidad permanecen hoy casi inalterados por la presencia de estas embarcaciones en su puerto.

Incluso, los más jóvenes y curiosos apenas abandonan el juego para comprobar los rostros exhaustos de aquellos que partieron desde el continente africano en busca de una oportunidad.

Sin embargo, son conscientes de la realidad y a pesar de la corta edad de algunos niños que acompañan a sus padres para verlos desembarcar, no dudan en acercarse lo máximo posible a las tiendas habilitadas para sus primeros auxilios, como si de una atracción de feria o circo se tratase.

Lo que caracteriza este momento es la solidaridad mostrada por los pequeños, quienes intentan tocarlos o le hacen todo tipo de gestos para llamar su atención.

Se trata, quizás, de uno de los instantes más entrañables del largo e incierto futuro que les espera, un corto espacio de tiempo en el que comparten miradas, saludos y gestos de complicidad con los lugareños que les dan la bienvenida antes de ser conducidos a sus respectivos centros.

A los turistas que disfrutan de unos días de vacaciones en la zona, la multitud de vecinos agolpados en el muelle les llama la atención y, atraídos por el despliegue policial, asisten a un espectáculo que inmortalizan con sus cámaras fotográficas.

Luego llegan las preguntas entre los asistentes y poco a poco se conocen datos como su procedencia subsahariana o su situación en alta mar cuando fueron localizados a ochenta millas al sur de Gran Canaria, lo que incrementa la sensibilidad de un pueblo de recursos limitados que no vive ajeno al drama humano.

La mayoría de los 43 varones que llegaron ayer al muelle de Arguineguín en la patrullera de la Guardia Civil, entre ellos cinco menores, fueron atendidos por voluntarios de Cruz Roja de su estado de hipotermia.

Sorprende contemplar cómo se recuperan rápidamente con tan sólo un chocolate caliente y unas galletas, lo que quizás se explique por las ganas de vivir y la ilusión de haber culminado su arriesgado, y a veces mortal, viaje a Europa.

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