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Alistarse en el ejército, una fórmula para obtener la nacionalidad española

Marinela Morales Agudo tiene 21 años, es colombiana y dentro de poco va a obtener la nacionalidad española. Lleva tres años y cuatro meses en la Brigada Paracaidista (Bripac) pero no ha tenido que ir a Galicia, donde 400 compañeros suyos vigilan, por orden del Ministerio de Defensa, instalaciones sensibles al fuego como centrales eléctricas o aeropuertos. La soldado dice que quiere a España como si fuese su "propia patria" y explica que el Ejército "es mi vida". 'Gina', que es como prefiere que la llamen, es uno de los 126 extranjeros que van a conseguir la nacionalidad española después de firmar un largo compromiso de seis años con el Ejército.

EFE

Jueves, 1 de enero 1970

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Desde que la 'mili' desapareció, allá por 2001, las Fuerzas Armadas sufrieron una gran merma de soldados que la profesionalización no suplió. En enero de 2005 se tocó fondo con 70.632 militares, la cifra de efectivos más baja desde que terminó el servicio militar obligatorio. El Ministerio de Defensa cree que la tendencia se ha revertido y subraya que en el pasado julio se alcanzaron los 76.401 soldados y marineros profesionales, un máximo histórico desde 2001.

Fue en el anterior Gobierno del PP cuando, ante las paupérrimas cifras de alistamiento, el ex ministro de Defensa Federico Trillo permitió en 2002 el ingreso de inmigrantes en el Ejército, aunque sólo en dos unidades de choque: la Bripac y la Legión, consideradas las más duras de todas. Aunque desde principios del año pasado pueden acceder también a otras unidades, la Brigada Paracaidista es la unidad en la que más extranjeros hay: un 28 por ciento de sus integrantes nació fuera de España.

Ya con José Bono como ministro de Defensa se alcanzó el mínimo histórico de efectivos, por lo que el Gobierno adoptó una serie de medidas urgentes. Se aprobó la Ley de Tropa y Marinería, se anunciaron nuevos y mejores sueldos y se favoreció la integración de las mujeres. ste último colectivo representa ya el 17,57 por ciento de la tropa con 13.424 efectivos.

Requisitos

Las medidas de urgencia tuvieron efecto. En un año y medio, la cifra de reclutamiento ha aumentado en 6.000 efectivos, de los que más de 2.500 proceden de países de Latinoamérica y Guinea Ecuatorial.

Para poder acceder al Ejército, los extranjeros deben poseer permiso de residencia, temporal o permanente, y no tener antecedentes penales ni en España ni en su país de origen. Su vinculación, por razones de idioma, sólo está permitida a latinoamericanos y guineanos y tienen que firmar un compromiso de seis años. El Ministerio de Defensa estableció en un 7 por ciebnto el cupo máximo de extranjeros que pueden pertenecer a las Fuerzas Armadas.

Una vez pasados los seis años en filas, para poder renovar el compromiso con el Ejército es obligatorio tener la nacionalidad española. Para lograrla se tiene que pedir una prórroga para seguir enrolado mientras se realizan los trámites. En la actualidad, 126 inmigrantes están en este proceso y jurarán la Constitución y pasarán a tener los derechos y deberes de todos los españoles.

Francisco Luna Sánchez, brigada de Infantería en la Bripac, reconoce que no hay ningún problema de adaptación con los inmigrantes. Ellos, dice, "son uno más" y "nos han ayudado" después de la profesionalización de las Fuerzas Armadas. El suboficial comenta que todos, nacionales y extranjeros, "somos un grupo de amigos" donde "da igual que vengas de Albacete que de Guinea". "Se dijo -agrega- que la mujer tendría problemas de adaptación y no fue así", y "con los extranjeros pasó lo mismo".

Evolución

Los militares foráneos en las Fuerzas Armadas suman más de 3.600 efectivos, de los 76.401 del total de tropa y marinería, lo que supone un 4,71 por ciento. La mayoría está en el Ejército de Tierra, donde suponen el 5,66 por ciento del total; en la Armada son el 4,03 y en el Ejército del Aire representan el 0,89 por ciento.

La evolución en el Ejército de Tierra es significativa. En 2002 se alistaron 71 extranjeros, que pasaron a ser 353 y 350 en los dos siguientes años. Pero una vez que los primeros inmigrantes comenzaron a tramitar su nacionalización, las cifras se dispararon hasta los 1.289 extranjeros uniformados en 2005. Este año, la situación va por el mismo camino y ya han entrado en filas 931 inmigrantes.

Unos, al margen de la nacionalización, dicen que lo hacen porque el Ejército proporciona cierta estabilidad económica, pero son bastantes más los que lo hacen por vocación y tradición familiar. Aún así, el incremento entre la población extranjera es paradójico si se tiene en cuenta que uno de los últimos barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) constató que la profesión castrense es una de las peores valoradas por los ciudadanos.

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