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A Arafat le gustaba ver dibujos animados de 'Tom y Jerry'

"Tom y Jerry" eran para el presidente palestino, Yaser Arafat, el único entretenimiento por el que valía la pena interrumpir su trabajo, afirma en una entrevista Sami Musalam, quien pasó 20 años junto al dirigente fallecido hace un año.

EFE

Lunes, 20 de julio 2020, 07:04

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"Lo único que al presidente Arafat le gustaba hacer fuera de su trabajo era ver 'Tom y Jerry'", afirma Musalam. Tanta era la afición del padre del nacionalismo palestino por los dibujos norteamericanos que "los buscaba en los canales por satélite árabes".

Las declaraciones de Musalam contrastan con la imagen tradicional de Arafat, de un hombre dedicado en un cien por cien a su trabajo, sin vida personal.

El propio Musalam, desde febrero de 2004 gobernador del distrito de Jericó, insiste en que "no existía el descanso en la vida de Arafat. Su reposo era su trabajo y cuando no trabajaba estaba tenso".

Sinólogo, con estudios en universidades de Bonn, Viena, Beirut, Ramala e Italia, Musalam era experto en la estrategia nuclear china antes de convertirse en representante de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Pekín. Después regresó a Beirut para comenzar a trabajar directamente con Arafat el 22 de enero de 1979 y a partir de entonces hasta el año pasado comenzó su vida maratoniana de esclavo de las exigencias del "rais".

Musalam es incapaz a veces de utilizar el tiempo pasado cuando habla de Arafat.

"Fueron momentos muy excitantes, aunque muy exigentes, porque trabaja hasta muy tarde y es muy meticuloso. Le gusta hacer las cosas de la manera correcta y no acepta fallos que afectan a tanta gente. Así que teníamos que estar siempre alerta", explica Musalam, que hoy en el oasis de Jericó se dedica a escribir sobre literatura árabe.

Musalam muestra una admiración absoluta por su antiguo jefe: "Trabajaba a diario hasta las dos y media o tres de la madrugada y después se presentaba en la oficina al día siguiente a las nueve o diez".

"Estaba totalmente dedicado a la causa, a su pueblo, y sus necesidades básicas eran muy pocas, como otros dirigentes revolucionarios. Yaser Arafat era un hombre de historia, quería caminar por la senda de los grandes dirigentes", afirma.

"Fue un gran hombre, un líder revolucionario, un padre, una figura internacional, un dirigente militar, muy político, y al mismo tiempo muy humano", dice.

Y expresa sorpresa por su muerte: "Fue asombroso su rápido deterioro y muerte. No esperábamos la forma en que murió. Nos pilló desprevenidos porque fue demasiado rápido como para asimilarlo". "Le vi por última vez cuando salía de la Mukata para subirse al helicóptero. Yo me quedaba en la oficina y mientras bajaba las escaleras le deseaba salud, una rápida recuperación y que volviese pronto y el me respondió así", explica Musalam y muestra el puño cerrado y el pulgar levantado.

"Teníamos tanta ansiedad que estábamos casi llorando, no ante él, pero tras su partida, las lágrimas brotaron de manera irresistible", continúa.

En cuanto a los funerales, Musalman considera que reflejan exactamente la identidad de Arafat. "Recibió tres funerales, dos oficiales, uno internacional, uno árabe y uno popular. Ese es Yaser Arafat, ningún otro dirigente en el mundo recibiría tres funerales", dice.

En cuanto al absoluto descontrol que se registró en su entierro en Ramala, Musalam explica que "con su pueblo siempre fue popular, nunca cerró puertas, nunca exigió protocolo".

"Se trata de un libro que se ha cerrado. Ahora hay algo nuevo en el ámbito internacional, un nuevo orden mundial que se ha desarrollado. Arafat era uno de los últimos revolucionarios del siglo XX, y aunque se adaptaba bastante bien al nuevo orden, los israelíes y los estadounidenses no respondieron".

A pesar de los más de 20 años a su lado, Musalam afirma que nunca mantuvo conversaciones personales con Arafat. "No era un amigo, era más un dirigente y una figura paterna".

De hecho, a Musalam no se le ocurre ningún nombre de algún amigo de Arafat tras la muerte de Abú Yihad y Abú Iyad, cofundadores del movimiento palestino y asesinados en Túnez por agentes israelíes en 1988 y 1991, respectivamente.

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