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un ladrón corta el dedo a la imagen de San Pedro de Güímar para robarle el anillo

R.R.

Jueves, 1 de enero 1970

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El párroco de la iglesia de San Pedro Apóstol, en Güímar, no sabe cuándo robaron el anillo del santo y sólo tiene claro que el domingo pasado, al bajarlo de las andas para sacarlo en procesión, descubrieron que no tenía la valiosa joya, pero, además, que también había perdido el dedo anular.

Los güimareros están que no se lo creen. No les cabe en la cabeza que hayan robado el anillo a San Pedro en plena semana de las fiestas en su honor y menos aún que quien se llevó la joya lo hiciera con dedo y todo. Sin embargo, ésta no es la primera vez que roban en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar. Hace años entraron y profanaron el sagrario, llevándose las formas consagradas, «el cuero de Cristo», dice el párroco Rubén Fagundo, que ha vivido con estupor el último robo perpetrado en el templo. Ni él mismo sabe cómo se llevaron el anillo de San Pedro y mucho menos por qué mutilaron al santo, arrancándole el dedo anular y dejándolo manco, aunque sea por poco tiempo. Dos días después de descubrir el robo y la profanación de la imagen un niño encontró el dedo tirado en la orilla de una carretera y en estos momentos la restauradora Elisa Campos está colocándolo nuevamente a la talla. Lo que temen los güimareros es «que ahora le toque a la Virgen del Socorro», de mayor devoción si cabe que el propio San Pedro, patrón del municipio. Sin embargo, si el ladrón hubiese ido a por la Virgen lo habría tenido más fácil, porque la talla femenina estaba en el lugar que siempre ocupa en el altar, casi a ras de suelo, mientras que San Pedro, por estarse celebrando su festividad, estaba colocado en el presbiterio «a unos cinco metros de altura», explica el cura. sospechas. Todos sospechan que el ladrón tenía claro que quería el anillo, de oro y con una gran esmeralda, y trepó por las andas de plata maciza hasta donde estaba el santo. También se llevó el pectoral, una gran cruz de plata con esmeraldas incrustadas, pero no tocó ni la tiara, de gran valor, ni el báculo; tampoco el roquete que cubre la imagen y que fue donado por el obispo Domingo Pérez Cáceres, al igual que otro anillo de gran valor «que tenemos en la caja fuerte y que sólo se le pone el día de San Pedro y por la tarde se le quita y se guarda», explica el párroco Rubén Fagundo. La Guardia Civil está investigando el robo y ya ha dado parte a anticuarios y compradores de oro y plata sobre las dos piezas de enorme valor material y sentimental pertenecientes a San Pedro y datadas en la segunda mitad del siglo XIX.

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