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César Calvar / Colpisa
Jueves, 1 de enero 1970
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Aquel gesto desagradó al Gobierno de George Bush, que lo interpretó como un desprecio hacia su país. Tanto que al año siguiente su entonces embajador en Madrid, George Argyros, no quiso asistir al desfile ni a la posterior recepción ofrecida por los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía en el Palacio Real. Para entonces, la relación con la administración norteamericana se había enfriado por la retirada de Irak que ordenó Rodríguez Zapatero tras ganar las elecciones.
Esa polémica pasó a la historia este jueves. La bandera de las barras y estrellas desfiló por el paseo de la Castellana ante los Reyes y el Gobierno, y lo hizo en un lugar destacado, en el centro, rodeada por las enseñas de Alemania, Italia, Francia y Suecia, países que lideran la fuerza de paz desplegada en Kosovo. Marchó ante la respetuosa mirada del jefe del Ejecutivo y el entusiasmo de los líderes del PP Mariano Rajoy y Eduardo Zaplana, que aplaudieron. En la tribuna donde se sentó el cuerpo diplomático, el embajador estadounidense, Eduardo Aguirre, contempló satisfecho los actos.
Más de 4.000 militares y 206 vehículos desfilaron ante el palco de autoridades. Allí estaban también los Príncipes de Asturias -doña Letizia aguantó de pie todo el acto, pero luego no fue a la recepción en Palacio-; los presidentes del Congreso y el Senado; de los Tribunales Supremo y Constitucional, y todos los ministros del Gobierno, salvo los de Justicia, Fomento y Medio Ambiente, Juan Fernando López Aguilar, Magdalena µlvarez y Cristina Narbona. La espantada fue mayor en la tribuna de presidentes autonómicos, sólo acudieron los de Andalucía, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Ceuta, Madrid y Melilla.
Abucheos
Como ya sucediera en 2005, José Luis Rodríguez Zapatero fue recibido a su llegada con silbidos de una parte del público que ocupaba una tribuna destinada a acoger a familiares de militares. Las protestas fueron mucho más ruidosas al término de la celebración, cuando el presidente y sus ministros abandonaron el recinto en los coches oficiales. Cientos de personas los despidieron con abucheos y gritos de "fuera, fuera", que se repitieron al paso de los vehículos entre las plazas de Colón y Cibeles.
Los actos no depararon sorpresas, pero sí novedades respecto de otros anteriores. Comenzaron con un espectacular salto en paracaídas desde una altura de 900 metros de tres soldados que aterrizaron en la plaza justo ante el lugar donde estaban situados los Reyes, que aplaudieron la proeza. Uno de los soldados, el subteniente µngel Vives, llevaba sujeta a la cintura una bandera española que después fue izada.
El Rey, que vestía su uniforme de comandante en jefe de los Ejércitos, depositó a continuación una corona de laurel ante la enseña en un breve homenaje a los soldados caídos por España. Ese acto acabó con una descarga de fusilería y con la tradicional estela de colores rojo y amarillo que dejaron en el cielo los aviones de la Patrulla µguila.
Unidad de Emergencias
Otras novedades de este año fueron la participación en el desfile de veteranos que pasaron ante la tribuna en vehículos del Ejército de Tierra, reservistas voluntarios y una compañía de la Unidad Militar de Emergencias (UME), creada por orden de Rodríguez Zapatero para dar una respuesta rápida en caso de catástrofes como incendios, terremotos o inundaciones. Los ciudadanos pudieron ver a los integrantes de esta unidad desfilar por primera vez con sus peculiares boinas amarillas y su uniforme negro.
Completaron el desfile unidades del Ejército del Aire -destacaron 18 cazas F-18 y cuatro Eurofighter-, carros de combate 'Leopard', blindados 'Centauro' y 'BMR', y unidades a caballo de la Guardia Civil y de la Guardia Real. La nota graciosa la aportó la cabra de la Legión, que este año por primera vez desfiló atada.
El Rey envió un telegrama a todas las unidades militares que cumplen misiones en el extranjero a las que transmitió la "más cordial felicitación en este día tan señalado para nuestra patria" de toda la Familia Real. El jefe del Estado expresó, además, su "agradecimiento" por el "sacrificio" y el "buen hacer" de todos los soldados que participan en operaciones fuera de España.
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