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Las célebres albóndigas. No intente mojar, es una imagen. j.l.r.
Las albóndigas de Tatono y otros vicios confesables
Apuntes de barra

Las albóndigas de Tatono y otros vicios confesables

Hay bares de barrio que siguen recetando dosis de placer a base de platos tradicionales con sabores excepcionales

José Luis Reina

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 19 de diciembre 2022, 12:38

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Los bares, qué lugares. Santuarios de tantas almas hambrientas que acuden a sus barras a saciar la gula de las cosas del beber y del comer. Los bares de siempre, los del barrio, los de los expositores de comida al fondo y un ambiente diario a la hora de comer similar al de la final del mundial en Catar.

Uno de estos templos es el bar Tatono, en la calle Mas de Gaminde de la capital grancanaria. Allí lleva años demostrando, además de una pasión indiscutible por todo lo que tenga que ver con la UD Las Palmas, un amor desmedido por los sabores de siempre, por esos platos que tanto gustan y que tan bien hacen.

Regentado por los hermanos Toni y Manolo, Tatono es ese bar que nunca falla. Una ensaladilla soberbia anticipa que ahí la cosa va en serio. Los caracoles más famosos de la capital, probablemente, confirman que esa barra juega en primera división. Y las albóndigas, ¡qué albóndigas! ¿Con papas fritas o con arroz? Es uno de los grandes dilemas del comensal, que no podrá parar de comerlas desde que surge el flechazo.

Una ensaladilla a la altura del estado actual de forma de la UD Las Palmas.
Una ensaladilla a la altura del estado actual de forma de la UD Las Palmas. j.l.r.

Por allí no paran de sacar albóndigas en todas las direcciones. El pueblo, que tonto no es, las pide sin pudor ni sentimiento de culpabilidad. Y hace bien. Los hay que piden, como un servidor, el trío de ases: una de ensaladilla, otra de caracoles y un plato de albóndigas. Pero eso ya es vicio. Otros muchos se lanzan a por los churros de pescado, las croquetas, los calamares, la ropa vieja o las vueltas. Da igual. Todo está delicioso, sin complicaciones y sin complejos.

Es la grandeza de la sencillez, de la excelencia con lo de siempre. De las barras eternas que tan bien alimentan a los fieles parroquianos. Y yo, que oposito a parroquiano mayor, aunque esa prueba sea más dura que para llegar a notario, celebro con entusiasmo la existencia y el éxito de estos bares de siempre. Eso también es gastronomía, y eso también merece el mayor de los respetos. ¡Arriba d'ellos!

Pruebe esos caracoles y pida pan.
Pruebe esos caracoles y pida pan. j.l.r.

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